están en los cielos estrellados.
Y los luceros gritan incansables
el amor que quema mis entrañas.
La noche con su tibieza arropa mi
piel desnuda, donde se inspiran
las prosas y las humedades prohibidas
y no se sabe la razón, de la locura.
Hay versos que al escribirlos
sutilmente lleva tu nombre.
y me sumerjo en las aguas de tu pasión.
El canto de las sirenas
me arrulla, y me hace navegar
en tu barca de ensoñación.
Y soy otra, la mujer soñadora
la que tus versos enamora
como la abeja enamora la rosa.
La que sus poesías las escribe para tí.
Letras y versos que se deslizan
como lava sobre la vertiente
para escribirlas con pluma ardiente
y plasmarlas en tu piel, que sedienta
estoy de fundirme en ella, como un volcán.