fracciones, minutos, instantes;
donde vaga el pensamiento,
rechazando el razonamiento,
eres tú quien asoma en mí.
Te sonrío… Me sonríes…
Entrelazamos miradas…
Nada dices… Nada digo…
Avanzas hacia mi, silencioso.
Quieta estoy, muy callada.
Frente a frente quedamos.
Inmóviles… Mudos… Nada…
Ni siquiera parpadeamos,
solo estamos; solos… vos y yo.
Me lees, hay brillo en tu atisbo.
Te leo y releo sin prisa ni pausa.
Te aproximas más… un poco más…
No te detengo, te dejo llegar.
Me rozas… Siento tu respirar
tan próximo… muy próximo.
Enlazas mi cintura, me abrazas.
Alzo mis manos hasta tu cuello.
Estamos pegados… nos respiramos,
nos olfateamos… nos sentimos…
Se nos ritman los latidos…
Y solo tú sabes de tu esfuerzo,
y solo yo conozco mi voluntad;
por no dar paso a ese beso
que ambos demoramos en realizar.
Luchamos, cada uno, sostenemos
las ansias propias y ajenas.
Desafiándonos en el mirar.
Estudiándonos en el desear.
Esperando el justo y preciso,
que ya no puedas más,
que ya no aguante más…
Dilatando los más esperado,
los más necesitado, lo anhelado…
Un golpe estrepitoso y seco.
Una ráfaga de viento choca.
Se esfuma el pensamiento.
La realidad se presenta…
es otra!