Aunque yo hablara las lenguas de los hombres
y de los ángeles, si no tengo amor,
no soy más que una campana que resuena
o unos platillos que aturden.
Aunque yo tuviera el don de profecía
y penetrara todos los misterios,
aunque yo poseyera en grado sublime el don de ciencia
y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas,
si no tengo amor, nada soy.
Aunque yo repartiera en limosna todos mi bienes
y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor,
de nada me sirve.
El amor es comprensivo,
el amor es servicial y no tiene envidia;
el amor no es presumido ni se envanece;
no es grosero ni egoísta;
no se irrita ni guarda rencor;
no se alegra con la injusticia,
sino que goza con la verdad.
El amor disculpa sin límites,
confía sin límites,
espera sin límites,
soporta sin límites.
El amor dura por siempre;
en cambio, el don de profecía se acabará;
el don de lenguas desaparecerá
y el don de ciencia dejará de existir,
porque nuestros dones de ciencia
y de profecía son imperfectos.
y cuando llegue la consumación,
todo lo imperfecto desaparecerá.
Pero el amor no pasa.
Tenemos estas tres virtudes:
la fe, la esperanza y el amor;
pero el amor es la mayor de las tres.
San Pablo a loscorintios (12, 31—13, 13)