NOCHE SIN LUNA
Esta noche el mar esta callado, ni las olas pueden agarrar las fuerza para llegar a la orilla y abrazar la arena tibia, esta noche no se escucha ese canto de sirena, el que alegra a todos en las noches y avisa, que el sol ya se ha ido en medio de este gran océano, pues se siente con el corazón vacío.
La luna no ha salido, no ha alumbrado el mar con su manto de perlas, ¿será que se siente como la sirena?, con el corazón vacío. Esa pena que llevan es tan inmensa, que ha callado a la sirena y no permite que la luna brille. En esta noche tan oscura se ha nublado el cielo, han caído gotitas, gotitas saladas como la misma agua del mar, gotitas de llanto por un amor imposible, imposible de alcanzar.
¿Será lo mismo que siente la sirena? que en ésta noche no la deja cantar ¿Será posible que el mar sea salado de tanto ella llorar? Esa pena que llevan a cualquiera nos puede pasar. Pues la luna, en aquella noche de eclipse, se enamoró del sol, se amaron con todas sus fuerzas y cuando despertó ya no había sol, la sirena por otro lado sigue amando aquel náufrago que salvó en una noche de luna llena, cuando brillaba con todo esplendor.
Ahora sufren las dos, por ese amor imposible. Sufre la luna por el sol, sufre la sirena por aquel náufrago que salvó. Y pues vive la luna esperando otra noche de eclipse y la sirena esperando a su náufrago en medio del oscuro mar.
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