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NACIMIENTO DE UNA CASA Una casa va naciendo en duna californiana y va saltando del médano en gaviota atolondrada.
El nacimiento lo agitan carreras y bufonadas, chorros silbados de arena, risas que suelta la grava, y ya van las vigas-madres subiendo apelicanadas.
Puerta y puertas van llegando reñidas con las ventanas, unas a guardarlo todo, otras a darlo, fiadas.
Los umbrales y dinteles se casan en cuerpos y almas, y unas piernas de pilares bajan a paso de danza...
Yo no sé si es que la hacen o de sí misma se alza; mas sé que su alumbramiento la costa trae agitada y van llegando mensajes en flechas enarboladas..
El amor acudiría si ya se funde la helada, y por dar fe, luz y aire, hasta tocarla se abajan, aunque se vea tan solo a medio alzar las espaldas...
Llegando están los trabajos menudos, pardos y en banda, cargando en gibados gnomos teatinos, mimbres y lanas que ojean buscando manos todavía no arribadas..
Y baja en un sesgo el Ángel Custodio de las moradas volea la mano diestra, jurándole su alianza y se la entrega a la costa en alta virgen dorada.
En torno al bendecidor hierven cien cosas trocadas; fiestas, bodas, nacimientos, risas, bienaventuranzas, y se echa una Muerte grande, al umbral, atravesada...
Poemas de: Gabriela Mistral
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