Párabola del Florero Chino
Una vieja señora china seguía por la trilla con dos grandes floreros,
cada uno suspenso en la extremidad de una vara que
ella cargaba en la espalda.
Uno de los floreros era rajado y el otro, perfecto.
Este último estaba siempre lleno de agua al fin da larga caminata
del río hasta su casa, mientras el rajado llegaba medio vacío.
Durante mucho tiempo, fue así, con la señora llegando a la casa
solamente con un florero y medio de agua.
Naturalmente, el florero perfecto era muy orgulloso del
propio resultado y el pobre florero rajado tenía vergüenza de lo su
defecto y por conseguir hacer sólo la mitad de aquello que debería hacer.
Después de dos años, reflejando sobre la amargura
de ser "rajado", el florero habló con la señora durante el camino:
- Tengo vergüenza de mí aún porque esta grieta que yo
tengo faz-perderme mitad da agua durante lo camino hasta su casa....
La viejecita sonrió:
- Notaste que lindas flores existen solamente de tu lado del camino?
Yo siempre supo de tu defecto y, por eso aún,
planté semillas de flores en la riba da carretera, de tu lado.
Y todos los días, mientras la gente volvía, tú las regabas!
Durante dos años pude recoger aquellas belíssimas flores
para adornar la mesa de mi hogar.
Si tú no fueras como eres, yo no habría tenido aquellas
maravillas en mi casa.
Cada uno de nosotros tiene su defecto.
Pero justamente esta característica que faz con que nuestra
convivencia sea interesante y gratificante.
Es preciso aceptar cada uno por lo que es...
Y descubrir lo que hay de bueno en él.
Así, amigos, tengan un buen día y se acuerden de regar las flores
de su lado del camino...
Gran abrazo a todos.