Una respetable dama entró a la farmacia, se dirigió al boticario, lo miró a los ojos y le dijo: -Quisiera un poco de cianuro, por favor.
El boticario preguntó: -¿Para qué demonios necesita usted cianuro?
La dama contestó: -Lo necesito para envenenar a mi marido... El boticario peló los ojos y exclamó: -¡Por Dios santo! No puedo venderle cianuro para envenenar a su marido, eso es contra la ley... Me quitarían mi cédula y nos meterían a ambos a la cárcel!! Absolutamente NO! No voy a venderle cianuro!!
La señora entonces abrió su bolsa y sacó de ella una foto de su marido con la esposa del boticario en la alcoba.
El boticario miró la foto y respondió: ¡Ahhhhhhhh, bueno... así con receta sí!!!
Alegre semana amigos!!
|