Por fin la luz, la lluvia de ayer roció esta virtud, un olor a cangrejo que viene de lejos, y un verde que opaca al sol con su resplandor; ¡mama! déjame salir, quiero probar puntería, vez el cenzontle que se asoma en el naranjo, sabes que no haré daño. Mejor pescaré, ¡si! los peces deben estar ahogados, entre musgos y helechos atrapados, ¡mama! déjame salir, hay miles de garzas y gaviotas allá afuera, vamos y de paso recogemos la fruta que cayó; mira las iguanas están buscando sol, ¡que no las vea el cazador! ¡mama! déjame salir, el aire no hará daño, parece ser que ya no lloverá, quiero ayudar al prójimo, esta lluvia fue de días, y no fue tranquila. ¡mama! déjame salir, deja ir con el vecino, hace días no lo veo; ya respiro aire tropical, tamborileros y flautas dulces, la zampoña y la quena del maestro, escucha que bello se aprecia, el sonido del viento, ¡mama! déjame salir, quiero correr en el mangle, prometo volveré temprano cuando se oculte el sol, es un gran día como todos, pero cada día es nuevo, debo disfrutarlo, ¡mama! lo siento, vuelvo enseguida.
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