Me joroba confesarlo pero la
vida es también un Bandoneón hay quien sostiene que lo toca Dios pero
yo estoy seguro que es Troilo ya que Dios apenas toca el arpa y
mal.
Fuere quien fuere lo cierto es que nos estira en un solo
ademán purísimo y luego nos reduce de a poco a casi nada y claro
nos arranca confesiones quejas que son clamores vértebras de
alegría esperanzas que vuelven como los hijos pródigos y sobre
todo como los estribillos
Me joroba confesarlo porque lo cierto
es que hoy en día pocos quieren ser tango la natural tendencia es
a ser rumba o mambo o chachachá o merengue o bolero o tal vez casino en
último caso valsecito o milonga pasodoble jamás pero cuando dios o
pichuco o quien sea toma entre sus manos la vida bandoneón y le
sugiere que llore o regocije uno siente el tremendo decoro de ser
tango y se deja cantar y ni se acuerda que allá espera el
estuche.