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De: Roxana Tana (Mensaje original) |
Enviado: 27/11/2010 23:37 |
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Arbolito Navideño
Muchas personas con ilusión colocamos el arbolito navideño, pero sabemos que significa el árbol? Que representan sus adornos? El pino, por no perder su follaje en invierno, era desde milenios un símbolo de la vida.
Dice
la leyenda que Winfred, monje misionero inglés, derribó en el siglo
VIII, en lo que ahora es Alemania, un roble bajo cuya sombra los
nativos practicaban sacrificios humanos.
Cuando después nació en el
mismo sitio un pino, Winfred lo adoptó, ya no sólo como símbolo de la
vida, sino también como símbolo del Cristianismo.--- Lutero parece
haber sido el primero que le puso velas al árbol. Actualmente luces.
El arbolito navideño es una tradición religiosa, les dejo el significado de los elementos que lo conforman:
Estrella:
colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe
guiar la vida, recordando a la estrella de Belén.
Bolas o esferas: que simbolizan las oraciones a Dios que hacemos en tiempo de adviento. Por su color significado:
Las azules: son de arrepentimiento
Las plateadas de agradecimiento
Las doradas de alabanza
Las rojas de petición.
Lazos
o moños: Siempre se ha pensado que los lazos representan la unión de
las familias y personas queridas alrededor de dones que se desean dar y
recibir.
Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo, Las luces por su color tienen también significados especiales:
Azules: paz en el hogar
Verdes. Esperanza y vida
Doradas: fe
Rojas. Amor
Multicolor: unión y espiritualidad.
Adornos de diversas figuras: representan las buenas acciones y sacrificios.
Regalos al pie del árbol: simbolizan que son para Jesús por su nacimiento en la Navidad.
27-11-10
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Regalos que no cuestan un centavo, pero que valen millones
1.- El regalo de Escuchar Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Sólo escuchar.
2.- El regalo del Cariño Ser generoso con besos, abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos. Estas pequeñas acciones demuestran el cariño por tu familia y amigos.
3.- El regalo de la Sonrisa Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos y caricaturas, y tu regalo dirá "me gusta reír contigo"
4.- El regalo de una Nota escrita Esto puede ser un simple "gracias por ayudarme". Un detalle como este puede ser recordado de por vida, Y CAMBIARLA AUN TAL VEZ.
5.- El regalo del Reconocimiento Un simple pero sincero "te ves genial de rojo", "has hecho un gran trabajo" o "fue una estupenda comida" puede hacer especial un día
6.- El regalo del Favor Todos los días procura hacer un favor.
7.- El regalo de la Soledad Hay días que no hay nada mejor que estar solo. Se sensible a aquellos días y da este regalo a ti mismo o pídelo a los demás
8.- El regalo de la disposición a la Gratitud La forma más fácil de hacer sentir bien a la gente es decirle cosas que no son difíciles de decir como "Hola" y "Muchas Gracias".
SACADO DE LA RED
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Desde aquel 6 de enero
en que los tres Reyes Magos visitaron al niño Dios han pasado muchos,
pero muchísimos años, miles para ser más exactos. Por esa cosita de
magia que sólo la niñez tiene, los Reyes no han envejecido y no sólo
están igualitos, sino que siguen trayendo, cada 6 de enero, regalos a
todos los niños del mundo. Cierto es que las cosas han cambiado mucho: los paisajes, las casas, las ciudades. Antes,
sólo había casitas bajas, espacios verdes muy grandes, ahora, en
cambio, las calles están llenas de edificios muy altos y uno pegadito
al lado del otro. Digamos que con el paso del tiempo el trabajo de los Reyes y sus pobres camellos se complicó bastante. Cada
vez es más difícil atravesar las ciudades con todos sus edificios, los
camellitos chocan sus jorobas con los balcones, se pinchan con las
antenas de las terrazas y ni que hablar cuando tienen que volar sobre
las autopistas, a ninguno le gusta. Según Melchor, dice que los
autos se ven como hormiguitas mareadas que no saben dónde tienen su
hormiguero, que van a tontas y a locas por un sendero gris. Gaspar, ni mira para abajo, no le gusta mucho el paisaje que ve ahora, extraña el verde y los espacios amplios de antes. Pero
igual, a pesar de estos problemas, lo que no ha cambiado es el amor y
la alegría con que estos tres buenos Reyes cumplen con su función de
todos los años, alegrar a los niños. Hablando de problemas, les voy a contar lo que pasó este último día de Reyes. Mateo, es un niño muy bueno que tiene ocho años y tiene una hermanita de cuatro años, llamada Delfina. En
vísperas del día de Reyes, o sea la noche anterior, los hermanitos
estaban muy ansiosos porque llegara la mañana y ver sus regalos en el
pequeño balcón de su departamento. Tanto Mateo como Delfina, les habían
querido dejar pasto a los camellos, pero como no tenían jardín y no
quisieron sacar de la plaza del barrio, no se les ocurrió mejor idea
que dejarles el alimento balanceado del perrito que tenían. Como se
habían quedado sin agua mineral y su mamá siempre les aconsejaba no
tomar agua de la canilla, lógicamente tampoco quisieron que la tomaran
los camellos, por lo que le dejaron lo que primero encontraron que fue
un sifón de soda. Los chiquitos se durmieron muy contentos,
sabiendo que habían cumplido con los pobres y cansados camellos y que
sin duda, los reyes cumplirían con lo pedido en las cartas en la mañana
siguiente. Mientras tanto, esa madrugada, Melchor, Gaspar y
Baltasar viajaban por la ciudad, cada uno arriba de su camello y con
sus enormes bolsas de regalos. Como los ruidos de la ciudad le molestaban mucho, Gaspar había tomado la precaución de ponerse algodón en los oídos. Melchor
iba primero guiando a sus compañeros y Baltasar, quien aunque parezca
mentira no le gustaba mucho las alturas, iba último, tratando de no ver
hacia abajo. Siempre le dejaban a él las casas y los departamentos en
planta baja, porque si no se mareaba un poquito. Ya casi al llegar
al edificio de Mateo y Delfina, Melchor que lideraba la caravana, se
pinchó la cola con una antena de televisión. La antena quedó clavada
en la cola de Melchor y la verdad costaba mucho sacarla. El pobre
camellito también se había pinchado. Como ambos habían quedado muy
doloridos y Gaspar ya se había ido a repartir otros juguetes, Melchor
le pidió a Baltasar que lo reemplazara y entregara él los juguetes en
los departamentos que le faltaban. Baltasar, quiso ayudar a su
amigo, quien todavía trataba de sacarse la antena de la colita y le
dijo que sí, sin pensar que alguno de los departamentos que quedaban
era pisos muy altos. Cuando se dio cuenta, ya había aceptado y no
iba a volverse atrás. Con un poquitín de miedo empezó a subir al
edificio de nuestros amiguitos (que vivían en un piso 14 por cierto),
con su camello amigo, la bolsa de regalos y la cartita de los
hermanitos en la mano. Cuando llegó al piso 14, ya el chucho que
tenía era muy grande y para su desagradable sorpresa el balcón tenía
unas rejas que sobresalían un poco de la baranda. - Qué tiempos los
de antes Boby!!! (Así se llamaba el camello de Baltasar) todo era
plano, no había alturas, ni edificios, ni antenas, ni nada, así sí que
se podía trabajar tranquilo!! Mire ahora, no sólo cada vez hacen las
casas más chicas, sin jardín, ni espacios verdes, sino que los balcones
también tienen que tener estas cosas de hierro que molestan tanto. - Bueno
Don Baltasar no se queje!! Dijo el camello que era muy buena onda, todo
sea por los chicos!!. Tratemos de entrar como podamos y fijémonos que
pidieron estos niños. Ya el tema de entrar fue muy difícil, el
espacio que dejaban libre las rejas no era demasiado para el tamaño del
camello y la panza de Baltasar. Ninguno de los dos lograba entrar, el
pobre camello trataba de empujar al Rey Mago, pero la panzota de éste
lo dejaba atascado en el medio del balcón. - Vamos Don Baltasar un poco de buena voluntad!! Meta panza hombre!! Ya le decía yo que comía Ud. mucho dulce de leche.
- Bueno m´hijo no es hora de
reproches, me está por explotar el cinturón, ya haré dieta cuando
volvamos a casa, empuje más, empuje más le digo!!
Y así fue que el camello empujó con
tanta fuerza que Baltasar pudo entrar al balcón y con el envión que le
había dado, entró él también. No hace falta que les explique cómo quedó la pobre persiana que estaba entreabierta, parecía un acordeón. Con
semejante alboroto Mateo y su hermanita se despertaron y por supuesto
lo primero que hicieron, fue acercarse despacito al balcón a ver sus
regalos. Jamás imaginaron que verían un camello con las cuatro
patas para arriba y un rey mago gordito, aplastado contra una persiana,
todo desalineado y un poco aturdido. Se quedaron quietitos a ver qué pasaban. - Pero m´hijo qué fuerza!! No hacía falta tanta, mire el lío que hicimos!! - ¿Quién lo entiende Don Baltasar? Ud. me dijo que empujara y perdóneme, pero si comiera menos dulce hubiera sido más fácil. - Bueno como sea, veamos qué pidieron estos niños, a ver a ver, córrase que acá no hay lugar para nada. - ¿Puedo ver si me dejaron algo de comer y de tomar? Tengo sed y hambre, preguntó el camellito. - Por supuesto, a ver, fíjese dónde está el pastito que siempre le dejan. El
pobre camello miró y miró, no vio ni pasto ni agua. Desconcertado se
preguntaba qué serían esas bolitas marrones que había en un plato y ese
coso parecido a una botella que había. - ¿Y esto qué será? Preguntó confundido y un poquito desilusionado Boby. - Y
qué se yo, a ver… pinta de bombones no tiene, olor tampoco, pero si se
lo han dejado los niños no sea desconfiado y pruebe no más, tan feo no
ha de ser. - ¿Y para tomar, como se tomará de acá? ¿O será otra cosa?. - Probemos
Boby, qué me había resultado fino Ud. ¿eh? ¿Que quería que le dejaran
el agua en una copa? ¿A ver, a ver cómo será esto?
Baltasar toqueteó el sifón por
todas partes, hasta que dio con la pequeña manijita que hay que bajar
para que la soda salga. El chorro fue tan grande, que cayó para atrás y
ahora quedó atrapado entre las rejas del balcón, el camello del susto
escupió todo el alimento balanceado que estaba probando sobre el Rey
Mago. - Puaj!!!Esto es un asco Don Baltasar!! ¿Dónde quedó el simple pasto quiere decirme? - Por qué no me dice cómo salir de acá mejor, en vez de quejarse del alimento. Mientras
tanto, Mateo y Delfina veían que la cosa estaba cada vez peor. En Rey
Mago ahora atascado en medio de las rejas, todo sucio de alimento
balanceado y mojado con soda, un camello que escupía y escupía al
tiempo y que trataba como podía, sin éxito de liberar a Baltasar. - Mejor ayudemos, no te parece???? Dijo Mateo a su hermanita. - Si vamos pobres, creo que están en problemas.
Así fue que los chicos, salieron al balcón y para sorpresa de sus visitantes, se presentaron ante ellos. No
fue fácil ayudarlos, tampoco para Baltasar y su camello fue fácil que
los niños los descubrieran, siempre eran ellos lo que daban las
sorpresas y no los que la recibían. Los chicos pusieron manos a la
obra y como pudieron liberaron al Rey Mago, lo limpiaron un poquito, lo
secaron y le ofrecieron un sándwich de jamón y queso a Boby, cosa que
le gustó mucho más. Una vez más tranquilo Baltasar pudo cumplir con
su misión, entregó a los niños su bicicleta y su monopatín, pero antes
de irse agregó. - Gracias amiguitos por su ayuda, sin Uds. no
hubiéramos podido seguir repartiendo regalos, acá tienen un sorpresita
más en agradecimiento a su bondad. Baltasar sacó un regalo más para cada uno de los hermanitos, los cuales fueron recibidos con mucha alegría. - Será hasta el año que viene!!! Se despidió el Rey Mago - Recuerden que no me gusta el alimento balanceado, resérvenlo para perrito no más, dijo Boby. Los niños felices por los regalos, pero sobre todo por haber podido ayudar, saludaban a Baltasar y su camello con las manitos. Mientras retomaban su viaje para continuar con su tarea, el Rey Mago y su camello conversaban acerca de lo que había ocurrido. - ¿La verdad que resultaron gauchitos estos chicos no Don Baltasar? -
Realmente Boby, no se que hubiera sido sin su ayuda. ¿Sabe que? Una
cosa es cierta, todo ha cambiado mucho desde que comenzamos con esta
hermosa tarea, que dicho sea de paso cada día se complica más, que
rejas, que antenas, que edificios, pero aún así sigue valiendo la pena,
¿no cree? - Ya lo creo, siempre que haya un niño que nos espere
con ilusión, valdrá la pena resolver cualquier problema que tengamos
con tal de hacerlo feliz, respondió Boby, mientras escupía el último
pedazo de alimento balanceado que tenía en la boca.
FIN
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Llamamiento!
Se acerca la Navidad.
Seamos generosos/as
con el imigrante, que estan fuera
de casa, de su pais.
Genorisidad!
con la gente pobre
que no tienen nada ni para darles
a sus hijitos ni un pedacito de pan,
que pena! nada, no pueden darles nada
no tienen nada en estas fechas de Navidad
Que esta Navidad
sea para ellos
llevadera.
Seamos generosos/as!
igual mañana podemos necesitar
de ellos!
Feliz Navidad
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La niña de los fósforos Por Hans Christian Andersen
¡Qué
frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día
de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó
por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.
Tenía, en
verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho
tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan
grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para
que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.
La
niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y
azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas
docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como
muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por
consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre,
mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se
posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles
sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a
través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas
partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la
infeliz niña.
Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un
rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus
miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos
los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y,
además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el
viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido
tapadas con paja y trapos viejos. Sus manecitas estaban casi yertas de
frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si
se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a
calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía!
Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la
rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba
sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta
con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan
hermoso! ¡Calentaba tan bien!
Pero todo acaba en el mundo. La
niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se
apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de
cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la
luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La
niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un
blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un
pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh
sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba
de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en
la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda
cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.
Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca
de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había
visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil
luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse
y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y
el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y
comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó
trazando una línea de fuego en el cielo.
-Esto quiere decir que
alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única
que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho
muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el
trono de Dios".
Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y
creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y
con un aspecto sublime y radiante.
-¡Abuelita!- gritó la niña-.
¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te
veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y
como el hermoso nacimiento!
Después se atrevió a frotar el resto
de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su
abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la
abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo
el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan
elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta
el trono de Dios.
Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la
niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los
labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel
tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una
había ardido por completo.
-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.
Pero
nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué
resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los
cielos.
TEXTO AQUI
Creaciones Aveplateada
Imagen tomada de la red. | | | | | | | | | | | | | | | | | |
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DECÁLOGO NAVIDEÑO
Si tienes tristeza, ¡alégrate! La Navidad es GOZO
Si tienes enemigos, ¡Reconcíliate! La Navidad es PAZ
Si tienes amigos, ¡Búscalos! La Navidad es ENCUENTRO
Si tienes pobres a tu lado, ¡Ayúdalos! La Navidad es DON
Si tienes orgullosa soberbia, ¡Sepúltala! La Navidad es HUMILDAD
Si tienes deudas, ¡Págalas! La Navidad es JUSTICIA
Si tienes maldad y pecado, ¡Arrepiéntete y cambia! La Navidad es CONVERSIÓN Y GRACIA
Si tienes tinieblas, ¡Enciende tu farol! La Navidad es LUZ
Si tienes errores, ¡Reflexiona! La Navidad es VERDAD
Si tienes resentimientos, ¡Olvídalos! La Navidad es AMOR!!!!!
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NOCHE DE VERANO, NOCHE DE NAVIDAD
Noche de verano, noche de navidad
No
todas las noches son iguales. Cada una tiene un color y aroma
particular. Hay noches perfumadas de árboles en flor y noches en que los
aromas se mezclan en el viento, mientras buscamos un soplo fresco de
cara al camino.
Las
noches de navidad tienen el calor del verano y perfume a rosas en flor.
Son esas noches en que el infinito se viste de gala y se desenvuelve
en todo su esplendor mostrando estrellas brillantes y algunos cometas de
rojo punzó. La navidad en el sur nos muestra la gloria de Dios en toda
su magnitud, mientras en los hogares la cordialidad y la amistad
intentan reinar en abrazos fraternos y viva realidad.
Esos días parecería que el cielo se abre de par en par dejandonos ver un poquito de otra maravillosa realidad.
Cuando
terminan los festejos, cuando ya todo el mundo se ha ido a dormir, yo
me voy en silencio a mi pequeño patio y levanto la mirada a mi pedacito
de cielo azul. Pienso en mis padres que ya no están, recuerdo los
tiempos en que Papá Noel era una "verdad sin discusión" y vuelvo a oír
las risas de mis hermanos jugando en la casa familiar. El olor a una
comida especial que preparaba mamá. Y estoy solo allí, recordando,
pensando en cuánto me gustaría darle un beso a quienes con nosotros no
están, mientras la vida continúa, mientras siento el perfume de una
noche de verano, mientras la brisa fresca me toca la piel, siento un
cálido abrazo como en tantas noches de verano en que en mi casa
festejábamos la navidad, entonces comprendo que somos la marca de un
recuerdo y que seguramente, más allá de las estrellas, un beso llega
volando entre azules nubes para decirnos: Felíz navidad.
ROXANA
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LA BELLA HISTORIA DE LA NAVIDAD
La bella historia de la Navidad
Hay
episodios de nuestra historia que nos pueden gustar más o menos, pero
están ahí, condicionándola y configurándola. La irrupción del
cristianismo es uno de esos acontecimientos capitales. Fue poner el
mundo patas arriba. Fue convertir lo negro en blanco y lo blanco en
negro. De lo que para el imperio romano era la escoria, la nueva
doctrina hizo una nueva humanidad, sobre la que construyó el mundo en
que ahora vivimos, caracterizado por el principio de igualdad ante Dios,
y de igualdad entre nosotros, que se ha convertido civilmente en
igualdad ante la ley. Fue una doctrina que, dejando de lado a los
dominadores, que ya tenían sus dioses, se ocupó de rescatar a los
dominados, a los desvalidos, esclavos en su inmensa mayoría, y les dio
un dios a su medida. Un dios que para devolverles a los esclavos la fe
en sí mismos, se puso al frente de todos ellos, naciendo en la
indigencia y aceptando ser condenado a morir como un esclavo.
Es esto lo que celebramos en la Navidad, envuelto todo ello en una bella historia:
"Cuando
llegó la plenitud de los tiempos... nació Dios... hecho hombre... de lo
más pobre que había... para rescatar a toda la humanidad desde abajo de
todo. Si desde entonces la humanidad ha mejorado, si cada un@ de
nosotr@s estamos mejor en esta civilización de corte cristiano, que lo
hubiésemos estado en una de corte romano, felicitémonos.
Autor desconocido
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La imagen de la estrella
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LA IMAGEN DE LA ESTRELLA
El
adviento es tiempo de anhelos y la estrella en el firmamento es una
imagen para esto, es el símbolo de la luz divina que irradia en la
oscuridad humana.
Durante
el adviento adornamos las ventanas de nuestras viviendas con estrellas
para expresar nuestro anhelo de protección y de luz, nuestro deseo por
lo que puede llenar y satisfacer, de manera más profunda, nuestro
corazón, y esto siempre tiene que ver con el amor.
Para
San Agustín, el anhelo es un estado de ánimo fundamental de la persona,
en todo anhelo terrenal resuena un último anhelo por Dios, y quien
reprime su anhelo se vuelve ansioso.
El
adviento nos ofrece la oportunidad de convertir nuestras ansiedades
otra vez en anhelos, y cada uno de nosotros conoce cuáles son sus
dependencias interiores. El truco consiste en que las miremos con
exactitud y descubramos en ellas el anhelo, el cual nos enseña lo
siguiente: nuestro verdadero deseo va mucho más allá de lo cotidiano y
lo común, ya que finalmente está allí el anhelo por el paraíso perdido, y
esto no es ninguna expresión de inmadurez o regresión, más bien señala
la idea de que sólo podemos enfrentarnos a la batalla de la vida, cuando
estamos dentro de nosotros mismos. Y somos nosotros mismos, cuando
percibimos el secreto que vive dentro de nuestro interior.
ROXANA
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