Después de vivir un año más
nos quedan los recuerdos
prendidos en los labios del alma.
El alma es el alma de la vida.
Por el alma y con el alma sentimos,
por el alma y con el alma amamos.
Somos el instante preciso en el tiempo,
el espacio que puebla soledades,
la eternidad en el silencio del cosmos,
el viento en la fugacidad del ser.
Un ser que sólo se sostiene con amor
y se sustenta con la rueda del verso.
El verso, mañana y siempre,
hasta que el mundo se vuelva un poema.
Hágase la poesía camino en el caminante,
habremos ganado el año, el año de la paz,
y no hará falta volver a empezar de nuevo
a contar los días con las noches en vela.