Amor, salud y trabajo son los principales deseos que la mayoría acostumbra a tener al comenzar un nuevo año. Para cumplirlos existen las más diversas tradiciones, como comer 12 uvas -una por cada mes del año- cuando el reloj marque las 00:00 horas del 1 de enero, beber champaña con una argolla de oro adentro de la copa o vestir ropa interior de color amarillo, entre otras.
Pero también hay otros rituales menos comunes que, aunque quizás impliquen un poco más de producción, pueden ser igual de efectivos. Les preguntamos sobre ellos al numerólogo Alejandro Ayún y a la tarotista Silvia Selowsky. Aquí van sus propuestas.
Alejandro Ayún: "Numerológicamente el nuevo año ya empezó"
Antes de entrar de lleno a los rituales, Ayún explica que no todos los años comienzan necesariamente en enero y que, de hecho, el 2011 "numerológicamente ya empezó". Y agrega que, como el 11 es considerado un número maestro, los meses que vienen exigirán comportamientos mucho más rigurosos y acciones mucho más determinantes. "El ser humano deberá sí o sí tomar decisiones respecto a su vida, sin cruzar sentimientos, pero velando por ellos", afirma.
Asimismo, el numerólogo señala que el año estará dividido en tres etapas, a las que todos estaremos sometidos. Éstas son:
Etapa 1 (desde noviembre de 2010 a mayo de 2011): La vida le dará al ser humano la pasibilidad y la facultad de resolver su vida respecto a estar mejor. Y si por estarlo tiene que tomar decisiones dolorosas, tediosas o complejas, tendrá que hacerlo
Etapa 2 (desde mayo a septiembre de 2011): La vida hará una fiscalización y una evaluación de lo que no se hizo en la etapa anterior. La vida sí o sí quiere que en septiembre esté todo lo más equilibrado o regulado posible, por lo tanto muchas cosas van a ser extremas (por ejemplo, las temperaturas).
Etapa 3 (desde septiembre de 2011 hasta marzo de 2012): Es el período de retribución de todas las decisiones que se tomaron.
Tras dejar en claro cómo se desarrollará el año, Ayún entrega sus propuestas de rituales para comenzarlo con el pie derecho:
- Ritual de la balanza: Antes de que el reloj marque las 00:00 horas del 1 de enero, tener listo un papel con el dibujo de una balanza. En uno de sus brazos escribir todo lo bueno que se tiene y que no se quiere perder, de manera que la justicia vele por eso, lo cuide y lo favorezca. En el otro brazo escribir el tiempo que se requiere, las alternativas adecuadas y el esfuerzo necesario para lograr lo que se aspira a tener. "Este ritual implica por un lado que le estoy dando a la vida la certeza de que estoy consciente de lo que tengo, pero también de lo que quiero tener y de que estoy dispuesto a hacer algo para que eso se dé", explica Ayún.
- De limpieza: Debe hacerse unas cuatro horas antes de la llegada del Año Nuevo y para realizarlo se utiliza sal de mar gruesa. La idea es primero esparcirla desde la puerta principal de la casa hacia adentro, recorriendo todo el interior hasta el rincón más extremo. Luego se barre, siempre pensando que ahí se están yendo todas las malas energías. "La sal genera dos efectos: conserva situaciones que son favorables y ayuda a darle un sentido de purificación a las cosas", sostiene el numerólogo.
También pueden limpiarse las esquinas de la casa. Para ello se prende un incienso y se va moviendo en círculos en el sentido de las agujas del reloj por cada uno de los vértices, de manera que "las energías se puedan trasmutar y puedan alimentarse de una mucho más positiva".
- De los elementos: Sobre una mesa poner un incienso que represente el aire; una vela que simbolice el fuego; un vaso con agua que represente el agua; un trozo de madera que aluda a la naturaleza, y un poco de tierra. Luego, pedir a todos los elementos que generen la abundancia en todos los ámbitos: emocional, de la salud, etc. Hay que hacerlo a la hora del Año Nuevo.
- De la semana: Colocar en una fila siete velas, de manera que cada una simbolice un día de la semana del año que está por venir. Para el lunes hay que usar una vela blanca (pureza), para el martes una roja (pasión), para el miércoles una naranja (trabajo), para el jueves una verde (esperanza), para el viernes una lila (reflexión), para el sábado una azul (celestial) y para el domingo una amarilla (agradecer). Luego se van prendiendo de a una, diciendo: "Quiero que todos mis días lunes (...) Quiero que todos mis días martes (...), etc.".
- Del amor: En tres velas de color rosado escribir con un cuchillo y desde la punta hacia la base, el nombre de la persona que realiza el ritual y el de aquel o aquella con quien se tiene o se quiere tener una relación. Con ellas formar un triángulo y colocarlas sobre un plato. Empaparlas con azúcar o miel -para generar la atracción-, canela -para que la relación tenga sabor - y pincharles clavos de olor -para que haya estabilidad-. A medida que se van prendiendo pedir que la mente, el cuerpo y el alma estén dispuestos para el amor. Dejar que se consuman y luego botarlas a la basura.
- De la salud: En cuatro velas, dos de color rojo y dos verdes, escribir el nombre de la persona por la que se quiere pedir. Formar un cuadrado, ponerlas sobre un plato y en el centro ubicar un vaso con agua. Alejandro Ayún recomienda que la persona que realice este ritual se encomiende al Ángel Rafael.
- Del trabajo: En cuatro velas, dos de color naranja y dos amarillas, escribir el nombre de la persona y la intención, por ejemplo: "Yo (...) quiero tener un trabajo estable" o "Quiero que a (...) le vaya bien en su trabajo" o "Quiero que (...) encuentre un trabajo". Formar un cuadrado, ponerlas sobre un plato y en el centro poner tierra y un trozo de madera. En este caso, el consejo del numerólogo es encomendarse al Ángel Uriel.
Silvia Selowsky: Invocación a los elementos
La tarotista preparó un ritual de Año Nuevo especial para Emol, que consiste en invocar a los elementos a través de cuatro velas que simbolicen el aire, el fuego, el agua y la tierra.
"Los llamamos en conjunto o uno de los presentes puede invocar lo que representan para que cada uno pida lo que necesita. Respiramos unos minutos antes con calma para concentrarnos mejor", explica Selowsky.
Aire: Se utiliza una vela de color blanca o celeste y para realizar la invocación hay que dirigirse al este, a las montañas por donde sale el sol. Según la tarotista, el aire representa el intelecto, la razón, el pensamiento, la comunicación y la proyección hacia adelante. "Nos ayuda a llamar al orden, el equilibrio, la claridad de lo que queremos: el escribir y comunicar los proyectos que tenemos para el 2011, y nos ayuda a llevarlos a cabo", sostiene.
Fuego: Se representa con una vela de color rojo o naranja y para realizar la invocación hay que dirigirse hacia el norte, donde permanece el sol. Según Silvia Selowsky, el fuego simboliza vitalidad, creación, impulso, sexualidad, viajes y energía. "Nos sirve para llamar al entusiasmo, al amor, a la pasión, a los cambios, a la vitalidad y valentía para llevar a cabo estas prioridades", afirma.
Agua: Se usa una vela de color blanco, rosado o violeta y para realizar la invocación hay que dirigirse al oeste, hacia la costa. "Es el líquido sagrado que despierta los sentimientos, las emociones y representa el amor, la familia, la energía del corazón, la fluidez", dice la tarotista. Y agrega: A través de ella "llamamos al amor de pareja, de la familia, lo místico y el espíritu, al perdón hacia nosotros mismos, nuestros amigos, familiares y a todo el mundo".
Tierra: Se simboliza con una vela de color amarillo o verde, y para realizar la invocación hay que dirigirse hacia el sur. Alude a la materia, la salud, los recursos personales y económicos, el logro, la construcción de metas y la paciencia. "Llama a materializar y llamar al nuevo trabajo, al cambio de casa o de empleo, a la abundancia y la prosperidad, mayor vida social, mayor paciencia", señala Selowsky, quien recomienda que al realizar la invocación, se visualice concretamente lo que se quiere.
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