Observar el mar, disfrutar de una tarde de campo o un viaje a otros países, son algunas de las imágenes que muchas personas tienen en mente a pocos días de salir de vacaciones. Basta sólo con pensar en esa época para disminuir la tensión y asumir que todo el trabajo tendrá recompensa en el futuro descanso.
¿Pero qué pasa con quienes no tendrán vacaciones? La tensión y el estrés de no contar con ese tiempo para recargar energía puede ser complejo y pasar la cuenta, advierte José Lizana, psicólogo laboral de la Universidad Andrés Bello. La necesidad de descanso se relaciona con la búsqueda de bienestar tanto psicológico como físico.
Observar el mar, disfrutar de una tarde de campo o un viaje a otros países, son algunas de las imágenes que muchas personas tienen en mente a pocos días de salir de vacaciones. Basta sólo con pensar en esa época para disminuir la tensión y asumir que todo el trabajo tendrá recompensa en el futuro descanso.
¿Pero qué pasa con quienes no tendrán vacaciones? La tensión y el estrés de no contar con ese tiempo para recargar energía puede ser complejo y pasar la cuenta, advierte José Lizana, psicólogo laboral de la Universidad Andrés Bello. La necesidad de descanso se relaciona con la búsqueda de bienestar tanto psicológico como físico.
Las personas distribuyen su tiempo en tres áreas importantes: el trabajo, la familia o relaciones cercanas y el tiempo libre. Ese último es el que se relaciona con las vacaciones y el ocio, sostiene Lizana, y son justamente los momentos que cada persona dispone para desconectarse de las actividades cotidianas y las responsabilidades.
Horas de descanso
Si se descuida las horas de descanso, las otras áreas inevitablemente se verán afectadas. “No tener vías de relajo produce ansiedad en el trabajo, desgaste emocional y físico, y afecta la productividad, aumenta las licencias medicas por estrés y el síndrome de malestar con la organización. Lo más riesgoso es que disminuye en el autocuidado a las tareas diarias”, sostiene el experto.
Cuando no se tienen vacaciones por periodos prolongados, las personas presentan además mayores niveles de cansancio y menores niveles de tolerancia. El cambio es evidente para el entorno, trastorno que si no se ve reflejado en el trabajo afecta sin duda el ámbito familiar, aclara Lizana.
¿La solución? Aprovechar el poco tiempo libre que se disponga y romper la rutina. “La idea es estructurar un sentido de vacaciones en el tiempo libre y gestionar esas horas, hacer actividades diferentes a lo habitual y valorarlas”, sostiene el especialista. Lo principal es buscar actividades para distraerse y tener autocuidado, para lograr un descanso reparador y con una conducta positiva aclara.
Gestionar el escaso tiempo libre que se dispone es fundamental. No basta con estar en la casa y cambiar el canal de televisión, dice el sicólogo laboral, eso es rutina y el descanso implica desconectarse de lo cotidiano, sostiene José Lizana. “Contar con redes sociales a las cuales recurrir es importante para conectarse. Las mujeres en general suelen tener más redes que los hombres y se encuentran con no tener a quien llamar o con quien compartir en el descanso”.