Jesús, guía mi barca hacia tu puerto sobre aguas cálidas y serenas olas que tengo miedo de quedarme a solas en alta mar y con el corazón abierto…
Abierto pues muchas veces el confiado siguió los pasos de un amor que era una gatita que se volvía fiera y me dejaba todo herido y rasguñado…
Y besos, muchos besos, muchas flores, muchas caricias que insinuaban todo, muchas promesas con los pies en lodo, le dieron a mi alma muchos sinsabores…
Y después de tantas noches de desvelo, de besos dulces bajo la luna llena, de suaves frases de su voz amena, llorando vi que se quemaba el cielo.
Jesús, guía mi barca hacia tu puerto sobre aguas cálidas y serenas olas que tengo miedo de quedarme a solas en alta mar y con el corazón abierto.
Hombres fuertes rendido a unos besos hombres ágiles prisioneros de unos labios ojos que hacen tontos a los más sabios, cabellos que a los libres vuelven presos.
La noche oscura, llena de desconsuelo llegó la fiera con la esperanza rota, yo fui el pañuelo y en él gota a gota secó sus lágrimas y lo tiró en el suelo…
Y al marcharse presurosa la aurora dejó su resplandor azul en mi ventana, mi amor herido en un vaso de porcelana y un corazón que sufre a toda hora…
Jesús, guía mi barca hacia tu puerto sobre aguas cálidas y serenas olas que tengo miedo de quedarme a solas en alta mar y con el corazón abierto.
Su amor tedioso cual si fuese hiedra se enredó a mi alma triste y enamorada aquella que nunca haya caído enredada que hable y me tire la primera piedra…
Y a pesar de saber que tantas veces te dejo con el alma en vela sin difunto, y aún así la buscaste te pregunto: ¿Por qué alma mía te entristeces?
El amor no siempre nos muestra la salida de los laberintos por donde nos lleva, no soltamos su mano aunque nos llueva limón y sal en la profunda herida.
Desconozco autor
Hecho por Angela Febrero 2010
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