UNA MUJER SEXI SUPERSENSIBLE Y LIBERADA
Hoy escribo para quienes quieran saber lo que sucede en el cuerpo y en la mente de una mujer sexi supersensible y liberada.
Yo soy mujer aquella criatura que desde muy pequeña, y aún antes de nacer, ya nos trazaron un camino ¿fácil o difícil? … no lo sé.
Un porvenir color de rosa, con una única condición de que fueramos bellas, muy bellas, deslumbrante como una reina, imponentes como diosas y así tener a nuestros pies todo, solo con desearlo.
Desde la cuna nos arrullaron con palabras que decían de príncipes azules, castillos encantados, y princesitas, inútiles, tontas y sosas.
Entre tules, sedas, encajes, perlas aromas y flores, aprendí, y luego yo misma me esmeré; en ser una mujer hermosa y complicada, un objeto decorativo, para tocar y nunca comprender.
Me ha tocado vivir una época tan agitada y llena de cambios que me obliga a ser una mujer superactiva y sacarle el máximo provecho a mi escaso tiempo.
¡Qué fastidio! Eso de ir a toda velocidad, y como una loca corriendo de una boutique a otra, de una sesión de masajes a otra de estética facial, manicure y pedicure. Luego a un té-canasta organizado por una archicofradía de señoras caritativas, para después jugar naipe con un grupo de damas, que brillan por sus maridos.
Apenas alcanzo a hacerme presente en el baby-shower de lunes, en la sesión del comité de esposas de profesionales del martes, en el almuerzo de bienvenida a la Primera Dama el miércoles, a una misa de aniversario el jueves, en la fiesta de cumpleaños de una distinguida matrona el viernes, en las bodas de cristal de mi jefe el sábado y en el bingo en beneficio de no se que cosa también el sábado.
Luego me escabullo y salgo volando porque apenas alcanzaré a que me tinturen y alisen el cabello, al SPA de relax y a disfrutar solamente dos de mis telenovelas favoritas ¡Ssniff!¡que dura es la vida! Este ajetreo feroz de todos los días me pone exhausta, me crispa los nervios, pone mi sensibilidad a flor de piel y siento que estoy al borde del colapso, de un ataque de histeria ¡qué estrés!. Al fin llego a mi casa completamente deprimida, me sirven un té caliente, me doy un baño de burbujas y luego me tomo una aspirina para la jaqueca, ¡quiero relajarme, quiero dormir!
En mi casa todo lo tengo muy bien organizado: una, dos, y a veces tres mujeres nada sexis, ni supersensibles ni liberadas trabajan duro por ganarse el pan para ellas y para sus hijos, robándole horas al sueño y al descanso para lustrar mis muebles, sacar brillo a mi vajilla y a mis colecciones , limpiar espejos, alfombras, cortinas, lámparas, hacer camas, cuidar niños, cocinar, lavar y planchar un montón de ropa y jamás pretender proclamarse liberadas porque la mujer liberada únicamente soy ¡YO! Que soy una mujer bella hipersensible y de clase ¡ Oh my god, oh sea…! ¡que tremenda responsabilidad, la que me toco a mi!
No estoy de acuerdo con aquellas mujeres que quieren surgir solas. ¡Todo lo contrario!: soy fanática de disfrutar la vida en pareja y por eso me afano en cazar un “buen partido” o sea un hombre con economía de picada hacia arriba. En busca de ese ideal me introduzco con esta cara bonita, mi porte de reina, mis chichis y mis pompis redondeadas con silicona, mis medidas controladas con anfetaminas y mi cerebro vacío en el fantástico y estúpido mundo de las Misses o me prostituyo para poder estar en una propaganda de la tele o en la pasarela de un desfile de modas. Un aborto, un divorcio, una dosis de heroína, la lipoescultura, un implante de silicona, los anticonceptivos una nueva pareja para rehacer mi vida, las veces que me dé la gana, no son si no conquistas de mi superhembrismo estrenado en este siglo.
¡Así que me importa un calé el calentamiento global, la contaminación, la destrucción del planeta, la guerra o la paz… si quieren pueden firmar todos los tratados de desarme que se les antoje a aquellas antipáticas y espantosas mujeres que se han dado a la poco femenina tarea de pensar. Y las naciones pueden celebrar todas sus conferencias en todas las cumbres del mundo! Nada más importante para el presente siglo que el reto de la historia: ¡la liberación femenina! y Yo seguiré luchando por esa liberación: por mi liberación, por la liberación del sexo débil, del bello sexo, por la liberación de mis amigas, aquellas féminas con quienes nos hemos organizado en exclusivos, elegantes y olorosos grupos y hemos logrado consagrar un día del año a esta noble causa, ahora podemos ir el rato que nos de la gana a cualquier bar., a la discoteca o a la cama para sacarnos el fastidio bebiendo, bailando o haciendo el amor hasta el arrebato. Ya podemos despreocuparnos de pensar, de actuar con criterio propio, por ser nosotras mismas ¿Para qué?
Hoy me siento tan libremente mujer estrenando mi nuevo Versache, metida en mis ajustados jeans, que juro por mi perro con pedigrí, mi abrigo de piel autentica, mi perfume francés, el diamante de mi sortija, mi auto del año y mi hombre regalón, que lucharé hasta la muerte por esta mi liberación, y por nada ni nadie cambiaría el privilegio de ser una mujer sexi supersensible y liberada.
Zoila Isabel Loyola Román
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