CUANDO NOS ENFERMA LA RUTINA
¿Cuántas veces nos oímos decir que estamos cansados de esta vida tan rutinaria, todos los días lo mismo, que bueno hacer otra cosa, que rico separarme de mi pareja, cambiar de casa, de ciudad.Que esta vida no tiene sentido, y hasta nos deprimimos un poco.
Y le echamos la culpa a la rutina, también cuando se deterioran las relaciones, sobre todo las de pareja. Y el niño dice: Que pereza el colegio, otra vez lo mismo.
Y poco a poco sin darnos cuenta y con un "culpable" nos vamos acostumbrando a este "mal vivir" y en menos de nada pasa la vida y resultado: la vivimos de cualquier manera o con muchos problemas de todo tipo, emocionales, sociales, y nos enfermamos de verdad.
Entonces, ¿qué hacer?
Fundamental reconocer que la calidad, la alegría de vivir y la continúa búsqueda de bienestar, depende solo de nosotros. No sentarnos a esperar que nos llegue por que sí; de mi familia, del gobierno, por que ya nos casamos, por que ya me contrataron en el empleo que quería, por que ya crecimos, etc.
Cada día es nuevo, no se ha vivido, está sin estrenar y así sigamos viviendo con la misma familia, pareja o estemos en el mismo tipo de trabajo, siempre -si queremos- vamos a encontrar el sentido de nuestra vida.
No se trata de un sentido de vida como algo heroico o grandioso. Se trata precisamente de lo cotidiano, de lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. De vivir cada día plenamente. Empezar cada día, distintos.
De hecho no es el mismo aire el que respiramos a cada momento, ni es la misma comida, esa arepa de hoy es hecha con otro maíz. Ejercitarnos en el VER con otros ojos las mismas cosas, volvernos expertos en el ESCUCHAR, a nosotros y a los otros.
Así estemos en dificultades, este ejercicio, de ver, escuchar y vivir lo mismo pero distinto, nos enseña a encontrar la alegría del vivir. Reflexionemos sobre nuestra cotidianidad. Pensemos cuantas cosas que creemos aburridas y que no valen la pena, son así, por que las vivimos desde la rutina, sin sentirlas.
Hagamos una lista de las cosas que creemos rutinarias o aburridas en nuestra vida.
Luego hacemos el ejercicio de verlas, oírlas o sentirlas como si fueran nuevas , a lo mejor nos llevamos la sorpresa, y encontramos nuevamente esa alegría y disfrute, que creímos perdido.
A lo mejor la sonrisa de mi hijo, pareja o amigo me complace.
A lo mejor le encuentro la alegría a mi trabajo.... en fin encontramos otra vez la alegría de vivir.... Y esto se contagia...
Alguien dijo: "Lo más extraordinario del Ser, es SER ORDINARIO, COTIDIANO."
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