Y al cubrirte con mi cuerpo adormecido, beso tus ojos dulces despertando, para guardar tu imagen en las almohadas tibias que acompañaron el abrazo enamorado.
Una paz recorre mis adentros, cual ramas tiernas embriagadas de rocío están mis ansias ya calmadas por tus besos.
Te respondo con el alma delirante, entre veredas sacudidas por tus versos, para rozar tu aliento en este tiempo.
Son las pieles de dos seres que le escriben a esos gestos, abrazos y caricias, donde el corazón es una esponja bendecida que absorbe cada gota del amor en su cornisa.