El enemigo
Cuando estés un poco malogradoO te importune ese personajeQue la derrota, muy sutil urdiera,Puede hacer asomar en tu rostro,No arrojes tu sueño como un anillo al río,Sobre aquello que amas no puedas renunciar. Cuando estés un poco malherido,Quizás también oscuro, puede que un tanto hartoY, al procurar verso, no encuentresLa música apropiada, lo que te exige el canto,Recuerda que algún día fuiste dueño,Que guardar silencio puede ser causa grande. Cuando llenes de vaho los espejos con la tristezaDe ese ser que los procura, y anda errante en la casaComo un barco impaciente que abandonó el mar,Nunca pierdas el rastro de las estrellasFugitivas, y nunca te abandonesAl gesto vano, a lo falso o a la mentira. Cuando quieras vivirPor un país que esté más al norte,Más cerca de la vida; al abrigo de otros puertosA los que desciende el cielo con toda la claridad,Y lejos de estos hombres que no quierenSaber lo que tú mucho querrías,Piensa en la casa sola que, desnuda, se dirigeValiente y traicionada hacia el mar;Y que debes salvarla, dándole otros caminos. Es así que en esta hora te sucedeQue estás un poco triste, malherido,Un tanto malogrado y sabes letrasDe esas torpes canciones del desencanto,Mi viejo capitán de las bajas horas,Olvídate de mí, pero no olvidesLos pactos misteriosos a los que entre los dos llegamos,Deja que suene la música. Y que pase otra vez. De Adeus Norte, 1991
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