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PRISIONERA DE LAS HORAS
Amo los crepúsculos, también las auroras, donde dulcemente voy dejando mis odas, y me siento así, prisionera de las horas, esperando el arribo de tus huellas, todas.
Quiero detener la tierra, eso se me ocurre, hacer las cosas que jamás antes hicieron, observar el día como lento transcurre, y contar las estrellas que ayer fenecieron.
Será mi prisión un refugio solitario, palmo a palmo donde sus paredes consuelan, recordando ese sufrimiento siempre diario, en el encierro de las horas que no vuelan.
Prisionera hoy te clamo que a mi vera vengas, cortando las horas de soledad mortuoria, al quebrar la marcha, para que al fin detengas, esas horas ya trizadas de nuestra historia.
Entonces seré prisionera de tus brazos, alargando las horas del encuentro tibio, yo callaré esos perdidos momentos crasos, al beber de tu amor que me otorga el alivio.
Autora: Blanca N. García González
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