ciegos, los Escoceses han de reinar en donde esta piedra ellos han de
encontrar."
Hoy, la piedra sigue siendo el símbolo escocés más importante de todos los tiempos. Los orígenes de la piedra se perdieron. Tradicionalmente hay muchas leyendas acerca de su procedencia; quizás la explicación más aceptada es aquella que sostiene que era una piedra real traída de Antrim a Argyle y luego llevada a Scone por Kenneth Mac Alpin, rey de la Dalriada.
La Piedra se usó en Iona y Scone en la ceremonia de coronación. En
1292 John Balliol se convirtió en el último rey escocés en usar la
Piedra para su coronación ya que fue robada por Edward I de Inglaterra en 1296 quien la colocó en la Abadía de Westminster en Londres.
Algunas personas creyeron que los escoceses le habían entregado a
Edward la tapa del pozo ciego del Palacio de Scone en vez de la piedra
original. En navidad de 1950, 4 estudiantes nacionalistas robaron la
piedra de la Abadía de Westminster y la depositaron en la Abadía de
Arbroath, Escocia dejando una mera copia en Westminster; la piedra
robada fue recuperada 4 meses después.
La Piedra permaneció en la Abadía de Westminster durante 700 años como parte del trono de Edward the Confessor sobre el cual todos los nuevos soberanos se sentaban durante su coronación. La Piedra su usó por última vez en la coronación de la Reina Elizabeth II en 1953.
El día de San Andrés, 30 de noviembre de 1996, el gobierno británico
llevó la Piedra a Edimburgo y la devolvió al pueblo escocés. La Piedra
se encuentra en el Castillo de Edimburgo junto a las Joyas de la
Corona Escocesa.