No nos quejemos de nadie, ni de nada, porque
fundamentalmente hacemos lo que queremos y podemos en la vida.
Aceptemos la dificultad de cimentarnos a nosotros mismos
y el valor de empezar a corregirnos
El triunfo verdadero surge de
las cenizas del error.
No nos quejemos de la soledad o de la suerte,
enfrentémosla con valor y aceptación
De una manera u otra es el resultado de nuestros
actos y prueba que siempre podemos vencer...
No nos amarguemos del propio fracaso ni se lo atribuyamos a otro, aceptémonos,
ahora o seguiremos justificándonos como niños.
Recordemos que cualquier momento es bueno para
comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
No olvidemos que la causa de nuestro presente es nuestro
pasado, así como la causa de nuestro futuro será nuestro presente.
Aprendamos de los audaces, de los fuertes,
que vivirán
a pesar de todo, pensemos menos en nuestros problemas.
Ellos sin nutrientes, se debilitarán
Aprendamos a nacer desde el dolor y a ser
mas grande que el mas grande de los obstáculos.
Mirémonos en el espejo de nosotros mismo y nos volveremos
libres y fuertes para dejar de ser un títere
de las circunstancias, porque nosotros elaboramos
nuestro destino.
Levantémonos y miremos el sol por las mañanas
respiremos, e impregnémonos de la luz del amanecer.
Somos parte de la fuerza de la vida, ahora
despertémonos, luchemos, caminemos,
hagámonos dueños de la vida; no pensemos
en la suerte, porque la suerte es el pretexto
de los fracasados.