Dulce calor que abriga en la noche oscura Sol que me despierta en la asoleada mañana amor que alimente mi alma empecinada a seguir el camino del que por la arena se arrastra.
Pero en la súbita neblina aparece aquel que me ama que me da el aliento con la suave brisa que me acompaña y es la melodía de sus mensajes que hacen que me entregue porque salvas son sus palabras.
Agua de vida que da calma a mi sed quien me libra de la muerte y me da vida eternamente pues a su lado los días de victoria nunca acaban.
Ahora me encuentro sola, pero acompañada, miro a los lados y no veo nada miro hacia adentro y es Jesús quien me acompaña.
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