Las oportunidades no son simples casualidades que dependan del azar, sino ocasiones excepcionales que deberíamos saber reconocer. Deberíamos saber ver cuando se da ese momento en que la vida nos ofrece la oportunidad de un comienzo, de un nuevo futuro reservado para nosotros, pero, sin embargo, pocas veces nos damos cuenta de la posibilidad de cambio que suponen. El vicio de la rutina aleja al ser humano de buscar nuevos conceptos, de modificar sus cualidades, haciéndolo víctima de su propia elección.
Las oportunidades de mejora deben ser siempre bienvenidas, puesto que neutralizan el miedo al cambio que nos aprisiona y nos hace inoperantes frente a las nuevas conquistas.
La vida nos reserva siempre una nueva oportunidad. Estemos atentos y dispuestos para enfrentar los desafíos, hagamos de nosotros mismos un ejemplo de voluntad y perseverancia en el cambio interior, ya que este es el que nos aproxima a nuestro Creador.
La única certeza que tenemos en nuestra existencia es que un día ya no estaremos aquí, así que todo lo restante son logros, éxitos. Vivir intensamente consiste en saber aprovechar las oportunidades que cada desafío y dificultad encierran y, con ello, aumentar nuestra fuerza espiritual y conducirla a favor del bien.
Siempre que estemos frente a una oportunidad, debemos recordar que nuestro éxito significa un peldaño más en la escala evolutiva aumentando, de este modo, nuestra responsabilidad para con el mundo que nos rodea. No basta con ser mejores, es preciso conducir a otros hacia el mejoramiento, es necesario que nuestras experiencias vividas sean espejos para aquellos que lo puedan necesitar, solo así estaremos realizando nuestra misión como seres humanos.
Cuando descubrimos que en nuestra vida las oportunidades son hechos excepcionales, tenemos que recordar que todo es cierto hasta que habiéndolo intentado se prueba lo contrario, que los conceptos transforman a las personas y que la individualidad de cada uno debe ser respetada. Sin embargo, en nuestro interior hay una fuerza mayor que nos conduce al camino de la evolución. Estemos atentos a los toques de la vida.
La mayor parte del tiempo no percibimos quien es nuestro mayor enemigo, aquél villano que vive dentro de nosotros y que nos impide aceptar los cambios impuestos por la vida. Su nombre es “Miedo”.
Vivimos inactivos y ansiosos porque tenemos miedo de lo que nos sucederá.
Solo seremos verdaderamente vencedores, cuando venzamos a nuestro mayor enemigo que es el miedo.
Debemos creer en nuestra capacidad de conquistar, no permitir que el miedo nos venza.
Cree en ti... y lo podrás todo.
JOSÉ LUIS
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Este parrafo esta creado por la administración
Este es el nombre del autor junto con la fecha de publicación: William Pasquali—Sao Paulo 10/05/2005
Y esta es la Web de donde has tomado esta reflexión.
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