Una pareja en su primera cita decide concurrir a un hotel para concretar el comienzo de una relación amorosa.
Cuando están camino del hotel, el caballero se da cuenta de que no lleva dinero en efectivo, y acuerda con la dama que ella se haga cargo de los 500 euros que costaría el alojamiento... y que, al día siguiente, él le reintegraría el importe.
Efectivamente, al día siguiente según lo prometido, el caballero decide enviar a la dama un cheque a través de su secretario, pero para que éste no se enterara del auténtico motivo, le da a entender que el dinero es en pago por el alquiler de un apartamento. Sin embargo, se arrepiente de la relación, y decide enviar un cheque de 250 euros en lugar de los 500 acordados. Y dictó al secretario la siguiente carta:
Estimada señora:
Le envío 250 euros en vez de los 500 acordados en pago del alquiler del apartamento, pues esperaba que fuera otra cosa distinta.
Esperaba un apartamento sin estrenar, que tuviera calefacción, y que fuera pequeño y cómodo. Y resultó ser todo lo contrario: estaba usado, era frío, y amplio.
Atentamente,
Sr. disconforme.
Al recibir esto, la joven señora le contesta:
Estimado caballero:
Le devuelvo su dinero, pues no lo necesito.
Sin embargo, en referencia a cuanto dice su carta, debo decirle que tenía que saber que tratándose de un apartamento tan bonito, no podía estar sin estrenar, que no es que no tuviera calefacción, sino que no supo encenderla, y, finalmente, que yo no tengo la culpa de que usted no tenga suficientes muebles para llenarlo.
Atentamente,
(La dueña).
(Recibido en mi correo)