En la noche estrellada
con la influencia de la luna
dos cuerpos parecían uno,
abrazados en silencio.
Solo el rugir de las olas
y la brisa del mar
eran testigo de los besos,
de las caricias íntimas...
entregados entero
sin reservas...
Fue el amor de un día
el placer de un momento
la nada, tal vez...
Quedó solo el susurro
de un adiós sin lamentos
desplegando sus alas
como golondrinas
van cantando felices
sobre las fuentes y las flores...