Algunos pensamientos que pueden ayudar a quien camina por el mundo.
El amor es supremo poder, que transforma, por la existencia personal, a cada hombre.
La fe en Dios es la facultad que el hombre tiene para alcanzar la plenitud de la vida, la verdad de la muerte, el Cosmos.
La fraternidad es el amor que emana de la conciencia de la igualdad humana.
Lo nuevo permanece en lo viejo, solo así triunfa.
La verdad, solo el espíritu lo alcanza plenamente.
Quien enaltece la vida, enaltece el hombre.
La religión de la palabra es muy pequeña delante de la religión de la acción.
Los fuertes son tolerantes.
Quien busca ansiosamente la fe en Dios, alcanza el espíritu de la verdad.
La serenidad rehabilita al hombre en todas las situaciones.
El odio medra los débiles, en aquellos que tienen la vitalidad deprimida por el miedo.
La conquista de la fe en Dios pasa por las pruebas de la incertidumbre, por muchas indagaciones, por el miedo.
Para proclamar la verdad, basta guardar el silencio en el bien.
La gran lección para el hombre está siempre en la fuerza de lo contradictorio.
El triunfo terreno es prioridad para los débiles, lo espiritual para los fuertes.
La turbulencia del momento dará lugar a la serenidad, a través del espíritu de la verdad.
No insista en la aventura personal, porque el privilegio de la felicidad es la comunión con el prójimo.
Querer siempre más de la tierra, de la materia, es vivir, simplemente, la parte débil de la naturaleza.
La sabiduría es el equilibrio entre el espacio y el tiempo.
Todos son ricos cuando permanecen en la verdad.
Escuchar nuestro interior significa oír el Universo.
La oración verdadera busca respuestas, nunca donaciones.
La experiencia de hoy abre las páginas de un nuevo libro.
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