Hace algunos años ocurrió una historia en aquella época y en aquel lugar…
Son amigas y se miran como hermanas, se hablan como cómplices de algo y se aman con una emoción que aún los amantes envidian. Y es que tienen una relación en donde no existen ventajas, juicios, vigilanca; es una relación relajada, incondicional y muy constante. Déjame continuar con estas amigas adorables, la envidia del grupo…
Se diría que en otras vidas (si la hay) fueron hermanas o pareja. Cuando a la una le pasaba algo desagradable, la otra estaba esperándola con las palabras más dulces y consoladoras y cuando había felicidad, el alboroto era grande entre las dos.
Su infancia transcurrió entre flores y pavimento, como cualquier persona que vive en la gran ciudad. Qué lindo haber compartido aquellos juguetes: lindas muñecas que no te hablan en otro idioma como las de hoy día, no habían juegos electrónicos que te aislasen. Eran juguetes para compartir, nada sofisticado y elaborado pero si muy divertidos.
Su amiga acababa de mudarse cerca de su casa; se hicieron amigas enseguida; cuando se vieron por primera vez, hubo una “explosión energética”, una empatía inmediata. Sus mamás ni se habían mirado y ya ellas corrían una detrás de la otra entre risas y emociones. Y es que en ese mundo mágico de los niños, la única condición es saber reir.
Avanzaron los estudios primarios y luego llegó la Primavera!! Ah la juventud!! Los chicos!! Y todo ese conjunto de cosas emocionantes, que hacen que el acné y los dolores menstruales se olviden. Estas amigas tenían éxito con los chicos; salían en doble pareja y se divertían. Llegó la Universidad, la separación era inminente, una quería Psicología y la otra Derecho. Lloraron, rieron recordando cosas y finalmente se dijeron adiós por.. no sabían cuánto tiempo. Cartas, llamadas constantes hicieron que su Amistad continuara. Trabajaron arduamente y esperaban las vacaciones como el evento del año!! Se reunían en estrecho abrazo y volvía el ir y venir de relatos íntimos.
...El matrimonio de su amiga en la tierra de su amado, fue sencillo, pero con ese toque mágico y romántico que dan las Iglesias de pueblo, rodeadas de flores silvestres y árboles que se mecían con la brisa cálida de aquella tarde feliz. Miraba a su amiga y de vez en cuando secaba una lágrima furtiva que le recordaba la partida de aquellos años “mozos” que las unió. Nada sería igual, había otra prioridad para su amiga. Ella amaba a aquel hombre y era feliz, solo eso le bastaba.
...Estaba sentada frente a la ventana recordando aquel día y los que le siguieron aún más felices; el primer hijo a quien le dieron como su ahijado. Compartiendo con su amiga las tareas de atención del pequeño. Reían e improvisaban su “rol” de mamás y así llegó también una niña con ojos de avellana fiel imagen de su madre. “Dos hijos preciosos”, pensó, “me hubiera gustado ser mamá como mi amiga”, se dijo.
Todo sucedía feliz y armoniosamente hasta aquel día…siempre hay un día que lo cambia todo.
La llamaron de madrugada, aquella terrible noche, ella cuidaba a los pequeños de su amiga, como otras veces, ella y su esposo habían viajado. No lo podía creer… su amiga, su amiga invencible, joven, eterna tal como vivía en sus pensamientos, estaba a punto de morir!!. El accidente los había dejado: muerto a él y sin alternativas para su amiga a quien solo le quedaban unas pocas horas para irse… Se acercó al cuerpo que se vencía, quería fundir su cuerpo al de su amiga para darle su propia vida… la oyó decir la tristeza que sentía por tenerse que separar y lo feliz que a la vez era por dejarle una mamá como ella a sus amados hijos… No lo podia asumir, “seguramente es un mal sueño, voy a despertar”, pensaba, “todo volverá a ser como antes”, se repetía “Oh Dios no lo permitas!!”
Duró muchas horas ese dolor intenso en su pecho… extendido por todo el cuerpo… por el alma, por todo su ser…”por qué, para qué?” las respuestas no llegaban.
... Había llegado el gran día!!, junto a ella estaba la joven, con su atuendo de graduación, con sus ojos de avellana más brillantes que nunca, era la reencarnación de su madre, su amiga. El hermano las acompañaba y era un trío bendecido por quien en el Cielo los veía. El orgullo que sentía por la misión que cumplía, el recuerdo de ella que todo lo invadía, eran el marco de su bella famillia.
...De pié y con una rosa entre ya sus arrugadas manos, estaba allí parada, como todos los años… por aquella fecha, junto al recuerdo de quien fuera su amiga, su amiga de siempre. Cuántas fechas faltaron por compartir. Más de algo sí estaba segura, la presencia invisible del amor de su amiga siempre la había unido a la vida y a la felicidad y por eso aquella tarde le decía a su amiga: “GRACIAS AMIGA, TU MISION ESTA CUMPLIDA, AMIGAS POR SIEMPRE Y PARA TODA MI VIDA”.
Dedicado a mis otros hijos…
AUTOR: ROSAMELIA
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