Soy una esmerada ama de casa que me ocupo de mi marido y mis hijos y respetuosa del vínculo marital. Casada por civil y por iglesia con traje blanco y cola, no como ahora que se juntan, aludiendo que primero deben conocerse en la convivencia. Me ocupo de las compras, cocino, limpio, barro, lavo la ropa, plancho y baldeo la vereda cada mañana , digamos un ama de casa completita. Eso sí, no me meto con nadie en el barrio porque no me gustan los chusmeríos.
Un muro blanco cubierto de glicinas linda con la casa de mi vecina Coca. Es una bataclana que todos los días por la mañana temprano, llega emperifollada, con el rímel corrido, cuando yo estoy limpiando mi vereda. Una desvergonzada de vida nocturna. Tiene siliconas en el culo y las tetas, colágeno en los pómulos, botox en los labios y unas extensiones rubias oxigenadas. Así cualquiera es linda aunque yo prefiero lo natural, como soy con mi celulitis.
-Buenos días doña Rubina-
-Buenos días señorita Coca - (esta chirusa no envejece nunca)
Enfrente de mi casa, viven una pareja que también intercambiamos saludos. La vieja siempre pintarrajeada y vestida con ropa del año de Matusalén. El viejo tiene pinta de atorrante, se nota que fue bastante mujeriego de joven. Los espío por mi ventana que da al frente, así como quien no quiere la cosa, porque como dije no me gusta chismotear sobre la vida ajena.
Me encanta ver televisión, no me pierdo nunca las cuatro novelas de la tarde, tomando mate con bizcochitos y el programa Gran Hermano, que ahora parece que se va de la casa Jésica, esa chica tan linda pero ¡qué cara de puta que tiene!
Todos los domingos voy a misa como corresponde a toda persona de bien, que no es para mandarme la parte, pero yo soy una buena persona, sin defectos más bien soy una virtuosa.
Entregué mi vida criando a mis hijos y ahora resulta que el mayor, se puso de novio con una yegua que ya quiere casarse y alejarme de él, cuando renuncié a todo por criarlo. No es justa la vida. Al final una tiene hijos para que la cuiden de vieja y, terminan poniéndonos en un geriátrico para sacarnos de encima. Además venden la casa y cada uno se lleva su parte, que es lo único que les interesa y no valoran el sacrificio que una hizo por ellos.
Se me hizo tarde leyendo la revista Hola y debo ir al supermercado chino a hacer las compras para la cena. Los chinos son sucios y apagan las heladeras de noche para gastar menos luz. Así que mejor voy al almacén de Don José que de paso charlamos un rato sobre las novedades en el barrio. El pobre quedó viudo y parece que una clienta le está arrastrando el ala, me lo dijo en confianza porque sabe que soy discreta.
No soporto a las personas que critican a los demás. Por eso, me quedo en mi casa sin meterme con nadie, para que sepan que no me gusta chismotear sobre la vida ajena.
elsa gillari
*safe creative
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