La Imagen del Yo, y el Yo imaginado.
La Sabiduría tiene lugar en la mente que descansa,
en el no conocer; la mente tranquila que simplemente es .
No hay nada que no esté en nuestro ser y que posean un Buddha,
un Cristo ó un Mahoma; es la misma Fuente,
la misma Naturaleza original; una Esencia compartida.
Desaferrándonos de quién imaginamos ser,
desaferrándonos de nuestros pensamientos,
de nuestro intento de controlar el mundo,
llegamos hasta nuestro ser natural que ha estado esperando
pacientemente todos estos años el regreso a casa.
Aforrándonos a lo que creemos conocer, ó no conocer,
bloqueamos nuestro conocimiento más profundo .
Dejándonos ir suavemente,
no por la fuerza luchando contra ello,
sino simplemente viendo todo el contenido como
un espectáculo frente a nosotros, como un proceso
y un flujo de corriente,
nos convertimos en el total de nuestra experiencia,
y estamos abiertos a nuestra comprensión natural.
Puede resultar útil definir mejor el término "desaferrarse ".
Desaferrarse significa no morar en algo que ha entrado en la mente.
También significa esa cualidad de experimentar realizaciones
sin deseos que no toma nada de la corriente,
experimentar una gran espaciosidad que
se limita a dejar que todo vaya y venga.
Si lo soltamos todo, podemos tenerlo todo.
Pero si nos aferramos a alguna cosa perdemos todo lo demás,
y esa cosa a la que nos aferramos tendrá que cambiar al final,
y será un motivo de sufrimiento.
Desarrollar una mente que no se aferre a
nada es el camino a la Sabiduría.
Aparecen los pensamientos, se tienen sensaciones,
los sentidos están abiertos y receptivos,
hay preferencias y opiniones que aparecen
en la espaciosidad de la mente, pero vistos claramente,
no hay una identificación, ni una interferencia.
Vemos pues que en ese dejarse ir,
surge un equilibrio natural.
Desaferrándonos de la confusión, aparece el conocimiento .
desaferrándonos de la ira surge el amor.
No tenemos que importar el amor;
solo hemos dejar de ir lo que lo bloquea.
Dejando ir nuestros temores, aparece la calma.
El amor y la paz, el afecto y la generosidad,
son todas cualidades naturales del ser que son evidentes
cuando no son bloqueados por rasgos mentales adquiridos
para preservar y expresar el yo imaginado.