Este miedo de ti, de mí... de todo...
Este miedo de ti, de mí... de todo, miedo de lo sabido y lo entrevisto, temor a lo esperado y lo imprevisto, congoja ante la nube y ante el lodo.
Déjame estar. Así. ¿No te incomodo?... Abajo ya es la noche, y hoy has visto cómo acerca el temor: aún me resisto pero me lleva a ti de extraño modo.
Déjate estar. No luches: está escrito. Desde lejos nos llega, como un grito o como un lerdo vértigo rugiente.
Me darás lo más dulce y más amargo: una breve alegría, un llanto largo... sé que voy al dolor. Inútilmente.
JULIA PRILUTZKY
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