SIN PARAGUAS Y FELIZ
Llueve y no tengo paraguas, ese paraguas fiel que no te deja hasta que todas y cada una de sus varillas se hayan destrozado, hasta que los temibles golpes de viento lo hayan despojado de su existencia. El que simplemente intenta que caigan las mínimas gotas sobre tu cabeza… Tengo la mente chorreando de gotas y no tengo donde secarme. Solo tengo que pensar, que existe una única vida como para desperdiciar cada momento de ella con tonterías, dudas y caras amargas. Pero es que a veces pienso que puedo ser esa persona conforme con ese paraguas que se encuentra por la calle, con ese paraguas invisible que deja traspasar cada gota de lluvia sin darse cuenta.
Sin paraguas estoy viendo que el cielo se despeja y aparece cuajado de estrellas y es que esta vida esta llena de esas pequeñas y brillantes luces que me recuerdan que no soy esa persona serena, que aunque no me guste mostrar cada sentimiento, por dentro no soy de esa manera, porque esta vida es para llorar, reír, emocionarse, sufrir, subir escalones, aprender en cada instante y disfrutar del momento. Cada momento vivido me ha forjado como persona, ya sea el mejor de mi vida o el peor.
Pero siempre vuelve a aparecer mi otro ser, y no quiero!! Sentimientos que me encantaría no controlar, que no fuesen controlados por la lluvia de dudas. Las ideas cuajan demasiado rápido, pensar sin pensar, hablar sin hablar, intento que queden en mi interior, pero siguen en levedad, sin peso alguno… Me pesa la vida sin justificación, quiero creer que tengo coartada para vivir sin vivir pero no es cierto, simplemente es masoquismo sin placer.
Así que tengo paciencia y espero a que aparezca ese cielo estrellado, el cual me recuerda que sigo siendo aquella niña inocente, que soy luchadora, soñadora y que puedo vivir sin paraguas porque no es nada malo, porque estar triste significa que pronto llegará la calma, porque superar un bache te da fuerza y porque la lluvia es agua dulce y puedo permitirme abrir la boca y dejar que esas gotas resbalen por mi garganta, emborrachándome con mis temores y riéndome de ellos.
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