CUANDO TE SIENTAS
MAL...
No abandones la
esperanza.
La esperanza te da
la fuerza
para seguir
adelante cuando sientas
que ya nada te
importa.
Nunca
dejes de creer
en Dios.
Mientras
creas que puedes lograrlo,
tendrás un
motivo para intentarlo.
No dejes que nadie
retenga tu felicidad en sus manos;
sujétala en las
tuyas para que siempre esté cerca de ti.
No esperes que lo
que deseas venga a ti.
Búscalo con toda
tu alma,
sabiendo que la
vida te encontrará
a la mitad del
camino.
No
sientas que has perdido cuando tus planes y sueños
no
alcanzan a cumplir tus anhelos.
Cada vez
que aprendes algo nuevo sobre ti
o sobre la
vida, has avanzado.
No hagas nada que
disminuya tu propio respeto.
El estar
satisfecho con uno mismo
es esencial para
estar satisfecho con la vida.
Nunca te olvides
de reír
ni dejes que el
orgullo te impida llorar.
Cuando reímos y lloramos es cuando vivimos a
plenitud.