La Verdad
Algunas veces es prudente callarla,
por caridad con el necio.
Pero si crees que debes hablar,
di siempre la verdad;
porque aún aquellos
que en primera instancia te condenen,
más tarde acabarán respetándote,
acabarán humillándose,
no ante tí sino ante el peso de su propia farsa.
Se fiel contigo mismo
y no temas por los resultados.
No quieras alcanzar la cima
descuidando la firmeza de cada paso.
Que la suave cadencia de tu andar
tenga la solidez imperecedera de lo cierto;
porque entonces ni el huracán ni el rayo
podrán borrarlos.
Mientras que si edificas sobre lo falso,
pronto verás desmoronarse tu obra.
Que no ahoguen tu sentir
el miedo y la comodidad,
que no sea la indiferencia
el escudo de tu idiotez,
porque sin heroísmo, ¿qué vale la vida?
Sabes que por muy largo y erudito
que resulte tu discurso,
si carece de sinceridad caerá en el vacío.
Todo será
como si no hubieses dicho nada.
El tiempo sepulta implacablemente
y sólo ha de permanecer brillante
entre las sombras,
aquello que en esencia tiene algo de eterno.
Pon siempre la verdad por encima de tí,
porque tú tienes errores pero ella es perfecta.
Y sobre todo ten la valentía de gritarla,
aún siendo tú el perjudicado;
ya verás como siempre sales ganando.