AFRODITA y EROS.
La Venus romana, diosa del amor, había nacido del oleaje de las aguas, en los ríos de Fenicia, y fue transportada a las costas de Chipre sobre una caparazón marina.. Fue adorada en Siria como Astarté y en Caldea como Milita. Para los griegos, habitaba en la isla de Citera. Su enorme poder abarcaba toda la naturaleza, a la cual aportaba la fecundidad y la vida. En el Olimpo, todos los dioses quedaban deslumbrados por su belleza, que no podían resistir ni las diosas más castas como Artemisa y Atenea.
Fue ella que arrojó a Helena de Troya en los brazos de Paris, y la responsable de las pasiones desenfrenadas de Fedra o de Medea. En sus templos ofician cortesanas sagradas, las Hetairas.
Su hermano Eros, el Cupido de los latinos, es un niño juguetón y maligno, cruel y despiadado, que tiraniza a dioses y humanos complaciéndose en jugar con sus víctimas. Fue representado como un niño alado, sumamente hermoso, armado de arco y flechas que inevitablemente atraviesan los corazones. Eros desposó a Psiké (el alma) , joven niña con alas de mariposa, de belleza tierna y delicada que tanto gime y llora encadenada y castigada por Eros, como se acerca a él para abandonarse a las caricias de su divino amante.
Al mito de Afrodita se vinculan las leyendas de Pigmalion y Galatea, de Narciso y muchas otras. Pigmalion, escultor de Chipre, tenía un ideal de mujer que nunca encontró, por lo que se quedó soltero; pero talló en marfil una escultura tan perfecta, que de ella se enamoró. Entonces, Afrodita dio vida a la estatua, que fue Galatea con quien Pigmalion se unió en matrimonio.
Narciso no conocía otro amor que el que tenía por su propia belleza, por lo cual desdeñó el amor que le ofrecía la ninfa Eco, que se refugió en el interior de una caverna donde se consumió de dolor, secándose su cuerpo y evaporándose su sangre, de manera que sólo se conservó su voz escondida entre las piedras y las montañas, desde donde responde a quienes la llaman. Afrodita, para vengar a la ninfa desdeñada, hizo que cuando Narciso se contemplaba reflejado en las aguas, se sintiera presa de un tal enamoramiento de sí mismo que terminó cayendo en ellas, donde murió ahogado. En ese lugar, ha brotado una flor que lleva su nombre, de rara belleza y existencia tan efímera como la del joven adolescente enamorado de sí mismo.