No hay cosa más triste que vivir una vida falsa... una vida de otro... despreciando
así todos los valores que poseemos y podemos aportar a los demás.
No son buenos los disfraces fuera del teatro. Cierto es que en esta vida que
nos ha tocado, tenemos un papel que desempeñar, el nuestro, con nuestras virtudes, defectos y limitaciones.
Resulta cobarde pretender aparecer como no se es, alimentándose de
pensamientos de otros, escritos de otros, poemas de otros, queriendo dar
de uno mismo una idílica, pero falsa imagen. Es en definitiva una mentira,
y toda persona medio experimentada sabe que las falsedades nunca llegan lejos.
Es, además, quien así procede el primer engañado, a quien "su" vida acabará
pasando factura, antes o después, haciéndole descubrir que no ha vivido.
No tengamos miedo... Seamos nosotros mismos... No tengamos miedo al rechazo, no podemos gustar siempre a todo el mundo, y siempre habrá alguien que nos acepte tal como somos... y ese que nos acepta... ese... será un gran amigo, de lo contrario sólo conseguiremos relaciones tan mal cimentadas como la falsa personalidad que pretendamos transmitir a los demás.
D/A