Pruebas de que aquello que soñabas existe. Fantasías que anhelan no ser concretadas. Nuestra medalla, heroína que filosa resiste. Un alma, con palabras de amor, iluminada. El perfume que resulta imposible olvidar. La íntegra necesidad de perseverarse fiel. Aquel espontáneo: “¿Dónde hay que firmar?" La extasiada piel que te conmovió la piel. Esa ternura que trajo sosiego a tus ansias. Alados ensueños a la calidez de las velas. Ese cariño que trajo alegría a tus lágrimas. Paradisíacos lechos de emociones de seda. La ocurrencia sencilla que te hace sonreír Fecundas ilusiones de lunas compartidas. La sorpresa delicada que te hace derretir. Eternos abrazos de jubilosas bienvenidas. Un pecho generoso donde poderse cobijar. Un sinfín de los legendarios besos de lado. Un ligero aliento de un poderoso vendaval. Una nimia partícula de un universo ilimitado. Ingenuamente me preguntas qué te he dado, -acaso, demasiada hermosura para asimilar- la respuesta prospera evidente en mis labios: ¡Leve muestra del amor que atesoro para dar!
(Fabián Ruiz)
|