REENCUENTRO
Ojalá que la noche sea esto únicamente: la pesada respiración del mar como un animal torpe y hechizado, un pañuelo de cuentas negras bajo tu frente, la dulce sensación de estar a la deriva contigo, de espaldas a la ciudad, turbados por el pulso de un amor que es siempre recomienzo.
Así me rindo a la evidencia: lentamente, el reclamo de las aguas con que el silencio nos acoge, sencillo, hospitalario, se desplaza para dar paso al frágil territorio del tacto y remediar con él la insuficiencia con que la soledad y la separación nos obsequiaron tantos días. Apenas hay sorpresa en nuestros ojos, en nuestras bocas poco acostumbradas al amor. Sólo tú, reencontrado, recién llegado cuerpo, podías franquear tan sin esfuerzo la distancia que lleva a mis sentidos, podías recibir la plenitud que en este corazón cansado dibuja la pasión, el instante más dulce.
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