EL TRIUNFO DEL AMOR
Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa, hiba cargando todos sus libros y pensé: Debe ser un nerd.
Yo tenia mis planes para un fin de semana, alguna fista y un partido de futbol, así que segí mi camino: En eso, vi a unos muchachos corriendo hacia él, le tiraron todos sus libros y lo tumbaron, sus gafas volaron, miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos.
Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él mientras buscaba sus gafas y le dije: esos chicos son unos tarados, no deberían hacer eso: Me miró y me dijo Gracias.
Había una gran sonrisa en su cara, una sonrisa de veradera gratitud, le ayudé con sus libros, vivía cerca de mi casa, parecía un buen chico.
Le pregunté si queria jugar al futbol el sábado conmigo y mis amigos y aceptó, estuvimos jugando juntos todo el fin de semana, mientras mas lo conocía mejor me caía, tanto como amí como a mis amigos, llego el gran día de la graduación.
El preparó el discurso, yo estaba feliz de no ser el que tenia que hablar, el para entonces era todo un tipazo, tenia más citas con las chicas que yo y todas lo adoraban, algunas veces hasta me sentía celoso, pude ver que el estaba muy nervioso por el discurso, así que le dí una palmadita en la espalda y le dije; Lo vas hacer muy bien, amigo.
Me miró con una de esas miradas de agradecimiento y me sonrió, Gracias, me dijo, limpio su garganta y comenzó su discruso.
La graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a através de los años dificiles, padres, maestros, hermanos, pero principalmente a tus amigos.
Yo estoy aquí para decirles que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir, y a este propósito les voy a contar una historia.
Yo miraba a mi amigo incrédulo cuando comenzó a contar la historia del día que nos conocimos. Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse, habló de como limpió su pupitre y por qué llevó todos sus libros con el, para que su madre no tuviera que ir despúés a recogerlos a la escuela, me miraba fijamente y me sonreía.
Afortunadamente, fui salvado: Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable, yo escuchaba con asombro como contaba a todos ese momento de debilidad, sus padres tambien me miraban con cara agradecidas y lágrimas en los ojos.
En ese momento, me di cuenta de lo profundo de sus palabras; Nunca subestimes el poder de tus acciones, con un pequeño gesto puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal.
Al final de este año escolar, lo mismo que al final de la vida, los verdaderos triunfadores son los que más y mejor han amado. El triunfo de la vida está en amar como Cristo nos enseño amar.
historia real: Rozel