Un Angel Blanco
Duerme un ángel blanco sobre el rostro pálido y puro de aquella mi simiente. Sobre la inocencia un ángel puro y pálido duerme.
En sus ojos, escrito en letras de ternura un mensaje de amor que alcanza solo a aquellos que han sido creados para entenderlo, a aquellos, solo dos, que un día decidirán germinar la semilla del amor con más amor.
El cielo seguirá siendo azul, el mar verde espuma, las flores solo bellas, la vida un paso efímero, lleno de preguntas sin respuesta, de un no sabemos a un mar de la misma agua.
Y tú vendrás a engrosar esa cadena con un eslabón más; de esta forma algunos encontraran un poco de sentido a su existencia, sentido a medias ángel de inocencia, solo sentido a medias.
Y la lluvia descansa errática sobre el polvo de las nubes; un arco iris se esconde en su interior, nubes blancas, puras, inocentes.
Con esa piel de terciopelo, con esa sonrisa de cristal, con la suave reververancia de la sombra entre la luz, juego de amor, beso, frío, dulce mano, duerme ahora ajeno al mundo, duerme blanco el ángel pálido inconsciente de que todos hemos sido lo que el, inconsciente de que la piel se volverá terciopelo ajado, inconsciente de todo descansa ahora él.
La luz se tamiza a voluntad de la superficie, la luz, incorpórea, sutil, la luz.
Los sonidos se armonizan y alcanzan la oscuridad de la mente penetrando lo que ha de ser; la música, la luz.
La vida, la música, la luz, un paso efímero y constante por una tierra de nadie, un paso incomprendido, lánguido y frío como un soplo de aire puro. De La Red
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