La simple inquietud de la armonía doblega y vence aquellas iras tratantes de una mágia aniquilada qué en los posos del café te lo decian.
Trenzadas las caricias, aquel día resbalaban inquietas por la almohada junto al brillo de la luna en la ventana que el tic, tac de aquel reloj lo consumia.
La simple inquietud de la armonia transita singulares los caminos los que llevan a la dicha prometida.
Se doblegan por cansancio rudas iras al nacer espontánea la sonrisa y la música suena...eso sólo es armonia.
Antonia Pérez García Campos
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