Por la noche, hora en que cielo y mar se funden en la negrura impenetrable que sólo puede quebrar alguna estrella baja, las embarcaciones parecen manojos de luces, gemas en las manos de Poseidón, luciendo anillos. El es filatélico de naves, yo las veo cuando despliegan velas y jalan una cuerda de gaviotas; las veo eclipsar el sol cuando el ocaso asedia las tardes, las veo cuando trinan libertad entre las nubes, las veo calar olas, impertinentes. Las veo galantear con las sirenas, soñar galeones blancos calcar bruma repujada, desatar nudos de caracolas. Y quiero nadar hasta su proa, guardar el olor a mar en mis pulmones y partir a deambular fronteras. Ahogar las elegías en salitroso velo, abrir los brazos cobijando brisas, arrullar destino a bordo… Los barcos son mis quimeras acechando desde el muelle. SOLEDAD MARIE
|