Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte: Jardinero de oro de la vida, Jardinero de fuego de la muerte, En el carmen fecundo de mi vida.
Pico de cuervo con olor de rosas, Aguijón enmelado de delicias Tu lengua es. Tus manos misteriosas Son garras enguantadas de caricias.
Tus ojos son mis medianoches crueles, Panales negros de malditas mieles Que se desangran en mi acerbidad;
Crisálida de un vuelo del futuro, Es tu abrazo magnífico y oscuro Torre embrujada de mi soledad.
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