JAMÁS PERMITAS...
Las mujeres de origen Celta eran criadas tan libremente como los
hombres. A ellas les era dado el derecho de elegir a sus
compañeros y nunca podían ser forzadas a una relación que no
querían. Eran enseñadas a trabajar para que
pudieran garantizar su sustento, eran excelentes amantes,
amas de casas y madres.
La primera lección era: Jamás permitas que ningún
hombre te esclavice: naciste libre para amar, y no
para ser esclava.
Jamás permitas que tu corazón sufra en nombre
del amor. Amar es un acto de felicidad ¿por qué sufrir?
¡Jamás permitas que tus ojos derramen lágrimas
por alguien que nunca te hará sonreir!
Jamás permitas que el uso de tu cuerpo sea
cercenado. Tu cuerpo es la morada del espíritu.
¿Por qué mantenerlo aprisionado?
Jamás te permitas estar horas esperando a
alguien que nunca vendrá ¡aunque te lo haya prometido!
Jamás permitas que tu nombre sea pronunciado en
vano por un hombre cuyo nombre ni siquiera sabes
Jamás permitas que tu tiempo sea desperdiciado
con alguien que nunca tendrá tiempo para ti.
Jamás permitas oir gritos en tus oídos. El amor es lo único
que puede hablar más alto.
Jamás permitas que pasiones desenfrenadas te lleven de un
mundo real para otro que nunca existió.
Jamás permitas que otros sueños se mezclen con los tuyos,
volviéndolos una gran pesadilla.
Jamás creas que alguien pueda volver cuando nunca estuvo
presente.
Jamás permitas vivir en la dependencia de un hombre
como si hubieras nacido inválida
¡Jamás te pongas linda y maravillosa
a fin de esperar un hombre que no tendrá ojos para admirarte!
Jamás permitas que tus piés caminen en dirección de un hombre
que huye de ti.
Jamás permitas que te domine el dolor, la tristeza,
la soledad, el odio, el resentimiento, los celos,
el remordimiento y todo aquello que pueda sacar
el brillo de tus ojos...
Y, sobre todo, jamás permitas perder la dignidad de ser...
la mujer bella que eres.
Sigue las enseñanzas de las celtas y procúrate una vida más
digna.
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(Texto de la red)
*Fondo por Vainica*
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