Trata de cultivar la verdad,
tanto la que se refiere a los otros,
como la que se refiere a tí.
Sólo la verdad nos dará paso a la perfección,
porque nos permite conocer lo que somos de verdad.
Y sólo alcanzaremos la perfección
cuando nos conozcamos,
para poder corregir los defectos
y dedicarnos a la conquista
de las virtudes que nos faltan.