A pesar de vivir bien y sin sobresaltos económicos, en el matrimonio la vida sexual
no funcionaba bien entre marido y mujer.
Verdaderamente, ella estaba convencida de que su esposo le engañaba con Janet,
empleada de la casa, que era una auténtica preciosidad.
Para salir de dudas y sorprender a su marido, preparó una trampa para atraparle.
Le dió permiso a su empleada el fin de semana sin avisarle a su esposo.
Por la noche, cuando el matrimonio se fue a la cama, el marido comentó la historia repetida,
que la disculpara pues se sentia mal del estomago, que iba a salir a tomar un poco de aire y
que luego volveria para acostarse.
El tomó el camino del baño primero y su mujer salió rápidamente al pasillo,
subió las escaleras, y se acostó en la cama de la empleada.
Al poco tiempo de apagar la luz, entró el hombre silenciosamente y sin pérdida de tiempo,
se metió en la cama y le hizo el amor con gran fogosidad.
Los dos gemian de placer. Cuando terminaron, la mujer todavía muy agitada le dice:
- "Tu no esperabas encontrarme en ésta cama, ¿no es así querido?" y encendió la luz.
- "Pues sinceramente no, patrona" -dijo el jardinero.