Como sabes, las cosas no siempre son lo que parecen ser al principio. Tu mejor amigo el año pasado tal vez no parezca ser tan buena persona este año, y aquel profesor que parecía ser muy malvado al principio terminó siendo tu favorito.
Una ilusión de la vida que nos mete en muchos problemas es la sensación de que no hay suficiente de lo bueno; como cuando tu postre favorito es dividido ante tus ojos y todos toman una porción grande y gruesa. ¿Cuándo tomaré mi porción? Comenzamos a crear estrategias para asegurarnos de obtener nuestra porción y evitar que los demás tengan la suya.
Imagina el alivio que sentirías si saliera el chef de postres con dos bandejas más de postre –recién salido del horno– y anunciara que hay muchos más horneándose. Te darías cuenta de que había más que suficiente para todos, a pesar de que parecía lo contrario. No hay necesidad de emplear toda nuestra energía preocupándonos por nuestra porción; su tamaño, la calidad, el orden en que la recibimos. Podemos relajarnos y disfrutar la vida porque las cosas buenas no tienen límites.
Yehuda Berg
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