En el corazón pueden sólo guardarse sentimientos de luz, espiritualidad y nobleza.
El corazón no guarda rencores, ni apoya la pobreza del hombre, es un mar infinito, abierto a la dulzura, que sólo late al sentir la fuerza de un amor, ese que te hace capaz de lograr la maravillosa sensación y placer de adorar a la persona misma que al mirarte en sus ojos lo hace latir, suspirar, reír y llorar.
El corazón abierto entregado, sólo busca el reflejo de nuestra alma en donde sólo existes tú.
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