Cuando te tengo y me tienes, somos la eterna pareja, somos la forma indivisa, somos isla en las tinieblas. Cuando navego fundido por tu espesada indolencia, cuando, abrazándose, encuentro la redondez del planeta, somos a muerte la vida que en mí tiembla, que tú encierras. Allá fuera queda el mundo con sus relojes a vueltas, sus faroles alienados, sus timbres siempre de urgencia. Aquí dentro, tú y yo juntos completamos la conciencia.