¿Por qué dicen que los hombres a todas las damas las tratamos de igual manera? ¡Con mentiras y engaños! (eso no es cierto) siempre hay una primer mujer a la que amaremos, yo a esa mujer la conocí a los 4 años de edad, cuando mis ojos apenas podían ver, cuando mi piel apenas podía sentir, cuando mis oídos apenas podían escuchar, cuando mi sentido del olfato comenzaba a captar lindos aromas, era una mujer divina de apenas 15 años de edad, muy simpática, amigable, extraordinaria, magnífica diría yo…
Me hacía reír, gritar, me divertía, exploraba y aprendía de la vida junto con ella, tomados de las manos de un lado a otro, por subidas y bajadas, bajo la lluvia, el sol o la brisa de la playa, me gustaba estar siempre a su lado, me gustaba sentir sus caricias y besos, su linda y suave palma de la mano tocar mi rostro y secar mis lágrimas. Aunque aún yo era muy pequeño; la empecé a amar, empecé a sentirme seguro a su lado, sin ella me sentía solo, triste, apagado, enfermo, lo mismo pasaba cuando a ella la notaba triste.
Trataba de demostrarle que aquí estaba yo, que no estaba sola que podía confiar en mí, y aunque no podía decírselo, porque no salían palabras de mi boca, yo solo tomaba su mano con mis dos pequeñas manos, y ella sabía lo que yo quería decir. Ella era todo para mí, parte de mi otra vida, la empecé a ver de una forma diferente ya no sólo era mi amiga, yo sentía que ella era algo más para mí, otro nivel, estaba clavada en lo más profundo de mi corazón…
Conforme fui creciendo poco a poco lo fui entendiendo, asimilando ese comportamiento en mí, y hoy, hoy sé que esa mujer a la que siempre he amado es mi madre, mi madre que con tanto sacrificio me ha criado, una madre humilde que con tanto esfuerzo a echo de mí una persona con estudios y valores, ella; una persona que a pesar de tantos problemas y retos que la vida le dio, que pasó situaciones tal vez de escasos recursos, hambre, frío. cansancio y arduo trabajo; para dar lo mejor, de lo mejor que estaba al alcance de sus manos, para sacar adelante a su hijo.
Es por eso que le doy las gracias porque hoy se valorar la vida que ella me dio, y porque hasta el día de hoy estoy en esta vida; ayer fue por mí, mañana por ti madre. Te amo mamá. Te amo como tú me enseñaste a amar, y espero poder vivir muchos, muchos años más, al alcance de tu vista al alcance de tus consejos y al alcance de tus abrazos
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