Esta carta son simples letras
con todo mi amor que te dicen:
TE QUIERO, IGUAL QUE TE QUIERO SIEMPRE.
¡Te quiero!
Igual que te quiero siempre, en el mismo lugar donde nació mí alma al sonido de tu voz.
Donde los silencios se rompen con los latidos del corazón. Donde la poesía se hizo amor, donde podía pintar caricias con mis labios dando el color de tus ojos; escribiendo letras bajo la callada paz de tu mirada, entre mil besos y abrazos y pensamientos aprisionados bajo tu almohada, escondidos en un rinconcito, cantando con tu voz en mis labios, y nuestros cuerpos temblando de dicha.
¡Te quiero!
Igual que te quiero siempre, donde tus manos y tu piel se desvanecen abrazadas a mí mente, donde las más hermosas palabras te podía decir extrañando tu ausencia; quedando eternamente vivas,
en mágicos murmullos, silencios desfallecidos, caricias y sutiles versos de amor.
Escuchando voces que estremecen y cautivan, escondiéndose tras sueños encantados al mirarte, y al imaginar besarte.
Mágico el deslizar los dedos y entrelazar nuestras almas, refugiados donde los enamorados se declaran su amor eterno, con suspiros y entrega que delira en los recuerdos, pasando la línea de tu encanto con sólo pensarte.
¡Te quiero! Igual que te quiero siempre con todos mis sentidos generando latidos de emoción, endulzando mi alma y mi corazón. Te quiero de madrugada, cuando la noche y el trigo hablan a la luz del amor, en el jardín de mis deseos. Cuando se callan las voces y las flores esperan en los balcones dormidos.
Te quiero siempre, te querré constante, sumiso y tierno; antes que llegue tu recuerdo delgado y fugaz, hecho solamente voz, para decirte en un grito:
¡Te quiero!
Igual que te quiero siempre.
© Autor: Patricia Fuentes M.,